Un puente hasta el nuevo Anexo C

Se han cumplido 50 años de la entrada en vigencia del Tratado de Itaipú y, de acuerdo con su contenido, el Anexo C del mismo deberá ser revisado.

Desde ahora estamos legalmente habilitados para comenzar a discutir con el Brasil el nuevo Anexo C, en una negociación que será extremadamente larga, compleja y difícil.

La primera negociación es interna –entre nosotros, los paraguayos– y esta es posiblemente la más difícil, porque desde sus inicios el tema de Itaipú ha dividido a nuestra sociedad entre los que creen que el Tratado fue un acto de entrega de soberanía y entre los que creen que el mismo fue el evento que cambió positivamente nuestra historia.

Estas miradas extremas y las descalificaciones entre ambos grupos crispan el ambiente, imposibilitan un análisis inteligente y sereno y finalmente les quita fuerza a nuestros negociadores.

La segunda negociación es externa –con el Brasil– y aquí siento que los paraguayos tenemos una enorme ingenuidad y desconocimiento, porque creemos que la negociación será solamente con el presidente Lula y él ha demostrado en el pasado su generosidad con el Paraguay.

Tenemos que saber que en el Brasil existen sectores e instituciones muy poderosas que van a tener una gran influencia en el resultado final de la negociación, entre ellos podemos citar al Ministerio de Minas y Energía, a Itamaraty, a las empresas privadas distribuidoras de energía y a los industriales, solo por citar algunos.

Tenemos que saber que el Brasil es un país federal con Estados pobres al norte y Estados ricos al sur, y que en el Congreso brasileño los parlamentarios del norte siempre recuerdan que sus Estados son más pobres que el Paraguay y, consecuentemente, no están nada dispuestos a ser generosos con el país vecino.

Tenemos que saber que en el Brasil el tema de Itaipú no es un tema de interés general, pero es un tema de interés específico de dos sectores con gran capacidad de lobby en el Congreso: las empresas distribuidoras de energía que son las compradoras y los industriales que son los grandes consumidores, y ambos quieren bajar la tarifa.

Por último, tenemos que saber que el Brasil es un país casi parlamentarista, con un Congreso muy poderoso, y que, en última instancia, debe aprobar el nuevo Anexo C. Solo como antecedente, en 1995 acordamos la modificación del Anexo A y hasta hoy ese acuerdo no fue aprobado en el Congreso brasileño.

Por todo lo mencionado anteriormente, la aprobación de un nuevo Anexo C va a llevar mucho tiempo y tenemos que mirar ahora otras negociaciones muy importantes que van a darse en los próximos meses dentro de Itaipú.

La primera gran negociación va a iniciarse a partir de este mes de setiembre y es la fijación de la tarifa para el año 2024. La posición de Dende siempre ha sido que mientras no acordemos un nuevo Anexo C, tenemos que tener un “Acuerdo Puente” que nos permita tener previsibilidad en el precio y en el esquema operativo durante el periodo de transición, que puede ser largo.

En dicho “Acuerdo Puente” tenemos que defender el mantenimiento de la actual tarifa de 16,71 dólares el KW/mes, que ha representado este año un ingreso de 400 millones de dólares en inversión socioambiental para el Paraguay.

La otra negociación determinante es la renovación del Acuerdo Operativo firmado en el 2007 que vence en este año 2023 y que da prioridad a la ANDE para la compra de la denominada Energía Excedente, lo que permite a la ANDE comprar la energía de Itaipú a un menor precio promedio y que es vital para nuestra empresa eléctrica y para los consumidores paraguayos.

Tenemos dos negociaciones: una de largo plazo, que es el nuevo Anexo C, y la otra de corto plazo que es la fijación de la tarifa y el vencimiento del Acuerdo Operativo.

Ambas son complejas, en ambas debemos poner a negociar a nuestra mejor gente, pero para el éxito es fundamental que los paraguayos tengamos claro no solo lo que queremos sino también lo que podemos.