El éxito del BCP y el fracaso del IPS
El pasado 5 de octubre se cumplieron 80 años de la creación de nuestro signo monetario, el guaraní (₲), el cual es hoy motivo de orgullo nacional y de diferenciación positiva con muchos países de nuestra inestable región sudamericana.
Fue una coincidencia con que el mismo día en que se celebraba en el Banco Central del Paraguay (BCP) el aniversario del guaraní, Dende y el PNUD presentaron una conferencia internacional sobre el “Fracaso de los Sistemas de Protección Social en América Latina”, a cargo del experto mexicano Santiago Levy.
Los sistemas de protección social fueron creados en la región en los años veinte del siglo pasado con instituciones encargadas de recibir aportes de trabajadores y de empleadores, y con la misión de brindar servicios de salud y de pagar pensiones y jubilaciones a los obreros que aportaban a dicho sistema.
Al Paraguay el sistema de protección social llegó con la creación del Instituto de Previsión Social (IPS) justamente en el año 1943… el mismo año en que fue creado el guaraní.
En la brillante y amena conferencia del Dr. Levy, pudimos ver con claridad el enorme fracaso de estos sistemas en toda América Latina y con los comentarios que posteriormente hizo César Barreto, vimos que ese fracaso en nuestro país es aún mayor.
En Latinoamérica, en promedio, solamente el 40% de las personas que trabajan tienen la cobertura de estos sistemas de protección social, mientras que el 60% restante viven a la intemperie. Uruguay, con el 81%, tiene el más alto nivel de protección, mientras que el Paraguay, con el 24,5%, es uno de los peores de la región.
Hace 80 años con el asesoramiento del Gobierno de los Estados Unidos fueron creados el guaraní y el IPS. El primero es motivo de orgullo nacional al ser una moneda estable y el segundo es motivo de vergüenza nacional por la desprotección en que vive nuestra gente.
Reflexionando sobre las causas que explican el éxito en un caso y el fracaso en el otro, encontré varias, pero si tuviera que elegir una, me quedaría con la autonomía técnica en el manejo de la política monetaria por parte del BCP y con la terrible injerencia política en el manejo de la política social en el caso del IPS.
El padre del guaraní fue el Dr. Carlos Pedretti, una figura descollante de su época, a quien el presidente de entonces, el general Morínigo, le propuso la presidencia del Banco de la República del Paraguay.
En su libro Moneda y Banca en el Paraguay, José Cantero relata que en la entrevista de Morínigo con Pedretti, este último condicionó la aceptación del cargo “al firme apoyo del Gobierno a la ejecución del vasto y comprometedor programa de reformas que me proponía emprender…, promesa que cumplió Morínigo estrictamente, asegurando de esa manera la independencia política que era otra de mis condiciones”.
A diferencia del BCP, el IPS nació absolutamente cooptado por los sectores políticos, empresariales y sindicales.
Los sectores políticos, para beneficiarse con el manejo de los enormes recursos financieros y con la posibilidad de brindar servicios de salud a sus simpatizantes; los empresarios, proveyendo insumos y medicamentes con exagerados réditos, y los diferentes sindicatos de médicos y enfermeras, obteniendo beneficios extraordinarios.
La situación actual es de un IPS absolutamente colapsado e imposibilitado de atender bien a ese 24,5% de la población asegurada y ni pensar en ese 75,5% que vive sin cobertura.
Con este sistema actual, pierde la mayor parte de la población paraguaya, pero todos los intentos de modificarlo se han enfrentado con la oposición de los sectores a cuyos intereses beneficia.
Los que impiden los cambios son los miembros de una troika poderosa en el Paraguay democrático: los políticos, los empresarios y los sindicalistas, vinculados al IPS por intereses personales y sectoriales, y olvidando los intereses nacionales.
La reforma es imperiosa, pero lamentablemente la viabilidad política es casi nula.
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