Grado de inversión: Qué esperar y qué no

Desde hace unos años, pero con mucho mayor énfasis desde la asunción del actual Gobierno, se viene repitiendo con insistencia en que un objetivo nacional debe ser alcanzar el grado de inversión.

Muchos creen que al alcanzar dicha calificación vendrían a raudales los capitales a invertir en nuestro país y, consecuentemente, avanzaríamos rápidamente en el proceso de desarrollo.

Creo que alcanzar dicha calificación es muy importante, pero no creo que la misma traiga un cambio rápido en el flujo de inversiones hacia nuestro país.

Para analizar este tema tenemos que tener claro qué es el grado de inversión, y qué podemos esperar y qué no debemos esperar de dicha calificación.

Hagamos un poco de historia. Hasta el año 2012 el Paraguay nunca había incursionado en el mercado internacional de capitales, consecuentemente, no teníamos antecedentes crediticios.

En el año 2012 con la primera emisión de bonos aparecimos en el radar de los inversores internacionales, nuestro comportamiento comenzó a ser monitoreado y la nota que nos ponían las empresas Calificadoras de Riesgos comenzó a ser importante.

La nota que nos aplicaron como país fue BB que significa inversión especulativa y, consecuentemente, de alto riesgo. Esta nota es resultado de un promedio entre nuestro riesgo alto en lo político e institucional debido a la inseguridad que genera una justicia minada por la corrupción y el riesgo bajo en lo económico y financiero debido a que somos un país muy ordenado en lo macroeconómico.

Hasta ahora el Paraguay solo ha emitido bonos en el mercado internacional y en este tipo de inversión el riesgo es en gran parte financiero (que no se pague) y ahí nuestro riesgo es bajo. Por eso, ya colocamos bonos por un valor de 8.185 millones de dólares desde el 2012 hasta hoy.

Para entender lo que puede pasar si nos mejoran la calificación tenemos que distinguir la diferencia entre la “emisión de deuda”, país que compra un inversor extranjero y la inversión extranjera directa (IED) que es cuando una empresa o una persona extranjera invierte en nuestro país, generando empleo y trayendo tecnología.

Según datos del Banco Mundial, los Estados Unidos con 388 mil millones de dólares por año es por lejos el primer receptor del mundo de las IED, superando 2 veces a China y 3 veces a toda América Latina.

La pequeña Singapur con 140 mil millones dólares supera al gigantesco Brasil que solo recibió 91 mil millones.

En América Latina vemos que el Paraguay se encuentra en los últimos lugares con tan solo 474 millones de dólares anuales de inversión extranjera directa, muy por debajo de Costa Rica que teniendo una peor calificación que nosotros recibió 3.560 millones de dólares y lejísimos del Uruguay que tiene mejor calificación y que recibió 9.325 millones de dólares.

La conclusión es que la inversión extranjera directa (IED) no se guía exclusivamente por la Calificación de Riesgo de un país.

Algunas veces se radican dónde está el gran mercado consumidor (Estados Unidos, Brasil), otras veces donde está la materia prima (Medio Oriente en petróleo), donde está el conocimiento (Suiza en medicamentos) o donde está la logística (Singapur).

Este breve análisis no tiene como objetivo restarle importancia a alcanzar el Grado de Inversión, lo cual será muy positivo porque nos permitirá obtener préstamos a mejores tasas de interés y esto también puede ayudar a recibir más IED.

Pero para recibir inversiones importantes, tenemos que hacer cambios trascendentes y evidentes, como mejorar la educación de nuestra gente, mejorar la logística para llevar los productos a los grandes mercados y sobre todo mejorar la justicia para ofrecer seguridad a los inversionistas.

Estas reformas son imprescindibles y para eso necesitamos de la política… de la buena política y no de la que lamentablemente tenemos.

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