Dinero digital

El Banco Central Europeo anunció el inicio del proyecto para lanzar el euro digital. Comisiones de trabajo internas de la Fed de EEUU están analizando la emisión del dólar digital. El Banco Central de China implementó el yuan digital como plan piloto en algunas ciudades chinas hace unos meses. Estos anuncios y proyectos indican una aceleración en la digitalización del dinero y los sistemas de pagos en los próximos años.

Esta iniciativa de los principales bancos centrales viene impulsada por el avance de la digitalización en las transacciones comerciales y financieras y de iniciativas privadas en la creación de activos digitales como el bitcoin que buscan su adopción como dinero por parte del público para sus transacciones económicas, compitiendo con el efectivo o el dinero bancario, aunque con poco éxito hasta ahora. Algunos como el bitcoin se erigen como una nueva unidad de cuenta, distinta al dólar o al euro, pero no tienen activos de respaldo, no son redimibles y sus procesos de emisión y validación de transacciones son costosos e intensivos en consumo de energía. Estos factores generan dudas sobre su valor y los convierte en activos altamente especulativos, con elevada volatilidad, lo cual reduce su eficiencia y conveniencia para su uso como dinero transaccional o de reserva.

En este escenario, con la emisión de dinero digital, los bancos centrales buscan recuperar el posicionamiento de sus monedas en el campo digital. Sin embargo, esto implicaría cambiar drásticamente su funcionamiento actual con la necesidad de operar directamente con el público, para lo cual deberán desarrollar capacidades tecnológicas y operacionales para prestar eficientemente los servicios de crear billeteras, habilitar usuarios, administrar los sistemas de seguridad, procesar transacciones, atender y resolver los reclamos de clientes, etc. Una opción más probable es la creación de intermediarios especializados que realicen la tarea de gestionar billeteras, clientes y transacciones. Estos intermediarios tendrían cuentas en el banco central donde mantendrían depositados obligatoriamente los saldos en las billeteras de sus clientes, los cuales serían remunerados por el banco central. Así, el banco central se mantendría en su rol de emisión del dinero digital, que podrá utilizarse para realizar pagos o transferencias a través de los intermediarios especializados, serían interoperables con otros sistemas de pago y canjeables por efectivo.

En paralelo, el dinero bancario también se está digitalizando aceleradamente. El dinero bancario es el que emite un banco comercial representado en la forma de “saldos” que mantienen las personas y empresas en sus cuentas, los que pueden ser transferidos a otras para pagar e invertir. Cada banco emisor los respalda con sus activos, de los cuales una parte los tienen depositados en el banco central, cuentan además con la garantía de un Fondo de Garantía de Depósitos y son canjeables por efectivo a valor nominal. La interconexión tecnológica entre los bancos a través del sistema de pagos y el clearing interbancario, administrados por el banco central, permiten que el dinero digital emitido por cada banco sea utilizado entre todas las personas y empresas, local e internacionalmente. Tanto las cuentas como las transacciones originadas digitalmente están avanzando vertiginosamente y el dinero digital bancario busca mantener su liderazgo como el medio de pago más eficiente, más seguro y de menor costo para el comercio electrónico y las transacciones digitales. Con las nuevas tecnologías disponibles, es posible incluso aspirar a una bancarización universal en los próximos años en la medida en que los esquemas regulatorios evolucionen adecuadamente.

De esta manera, los bancos centrales y comerciales están buscando innovar en los sistemas de pagos y en la forma de emitir dinero para adecuarse a las nuevas tendencias en las transacciones económicas y mantener su posición competitiva. Esto es muy prometedor en términos de bancarización y mayor eficiencia económica, y es fundamental garantizar la isonomia regulatoria y altos estándares mínimos de seguridad entre los distintos medios de pagos digitales para igualar la cancha, generar un entorno competitivo adecuado y minimizar los riesgos operativos para los usuarios.

 

Artículos relacionados

Respuestas

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *