Buenas perspectivas

Con las elecciones como telón de fondo, donde los ciudadanos estamos definiendo quiénes van a gobernar nuestro país el próximo quinquenio, es importante analizar lo que podemos esperar de la economía este año y visualizar las oportunidades que tenemos como país para avanzar en la próxima década y las acciones necesarias para capitalizarlas.

Este año, si bien las lluvias alcanzaron de manera dispar a las diferentes zonas productoras de soja de nuestro país, la mayor parte de la superficie cultivada recibió agua suficiente y la cosecha estimada más que duplica los resultados obtenidos en la zafra anterior, con unas 9 millones de toneladas. Además, el caudal del río Paraná se ha normalizado en los últimos meses lo cual permitió una recuperación de la generación de energía de las hidroeléctricas. Ambos factores provocarán un rebote del PIB e ingresos netos adicionales de divisas por unos USD 2.000 millones con efectos positivos en la actividad comercial y de servicios durante todo el año. El crecimiento del PIB este año cerraría en alrededor del 6% con la economía funcionando a su nivel potencial y con las políticas fiscal y monetaria en proceso de normalización, en la medida en que el nuevo gobierno ratifique el proceso de convergencia hacia los parámetros de la Ley de Responsabilidad Fiscal vigente.

Tomando una perspectiva de mediano plazo, hay factores esperanzadores para mantener un ritmo de crecimiento económico importante, a pesar de las dificultades que impondrán los cambios en el orden económico mundial a consecuencia de los actuales conflictos geopolíticos y que están derivando en un menor dinamismo del comercio internacional, aunque con menor impacto en las condiciones financieras en los mercados de capitales.

Nuestra economía seguirá basándose en la producción agropecuaria en la próxima década porque es donde residen nuestras bases competitivas más claras que nos permite insertarnos al mundo a través de la exportación de commodities y sus respectivas cadenas de valor derivadas. En la última década también viene sumando un creciente desarrollo industrial integrado a cadenas industriales regionales a través de la maquila y aprovechando la disponibilidad de gente joven, potencial ligado al bono demográfico. En los próximos años se acoplará un importante desarrollo del sector forestal para la producción y exportación de celulosa que dará un nuevo impulso al crecimiento económico y a la generación de empleos e ingresos. Hay oportunidades también para el desarrollo de energías renovables en la medida en que ajustemos el marco regulatorio para generar condiciones a la inversión privada. Un paso fundamental para capitalizar estas oportunidades es alcanzar, lo antes posible, el grado de inversión en la calificación de riesgo internacional del país que permitirá reducir el costo de capital para inversiones de gran envergadura como las del sector celulosa e incrementar la atracción para la inversión extranjera directa. Recuperar la confianza en la justicia que redundará en mayor seguridad jurídica y consolidar la política macroeconómica ordenada y predecible, son las tareas fundamentales en este sentido.

Finalmente, debemos considerar la gran oportunidad que representa la próxima revisión del Anexo C del Tratado de Itaipú. En la negociación con el Brasil debemos priorizar la obtención de una mayor renta dado que el costo de la electricidad en nuestro país ya es la más baja de la región y necesitamos ingentes recursos para invertir en educación, salud e infraestructura que nos permita impulsar la competitividad y mejorar la calidad de los servicios públicos para los ciudadanos. La apertura demostrada recientemente por el presidente Lula Da Silva es muy auspicioso para alcanzar un acuerdo de mutuo beneficio.

Las perspectivas son buenas para nuestro país. Este año la economía tendrá un rebote y hay oportunidades claras para seguir creciendo y generando empleos. Necesitamos un gobierno que comprenda estas oportunidades y lleve adelante las reformas necesarias para aprovecharlas, que combata la corrupción de manera efectiva, apoye la transformación de la justicia y que consolide las buenas políticas macroeconómicas. En unos meses veremos si el gobierno que estamos eligiendo el día de hoy, está a la altura de las circunstancias.

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