Tecnologías para la Humanidad: ¿Por qué?
Alexandra Hutner
Profesora Asociada en Fundação Dom Cabral, Brasil
El siglo XXI embistió nuestra vida cotidiana con el uso de la electrónica y las tecnologías
de la información. La automatización de la producción viene demandando una
transformación digital que se extiende a todos los sectores. Pero algo aún más grande
está sucediendo hoy, la digitalización está evolucionando hacia la fusión de tecnologías,
como inteligencia artificial (IA), almacenamiento de energía, robótica, internet de las
cosas (IOT), vehículos autónomos, hogares conectados, impresión 3D, Bitcoin,
blockchain, ciudades inteligentes, big data, nanotecnología, biotecnología y
computación cuántica, que convergen las esferas física, digital y biológica.
Es la llegada de la Cuarta Revolución Industrial, un fenómeno que está afectando a los
negocios en países de todo el mundo y que está transformando considerablemente la
forma en que vivimos, trabajamos y nos relacionamos. ¿Estamos preparados para esto?
Y nuestros negocios, ¿están preparados? ¿Y tu? ¿Está listo?
Creo que no hay duda de que estamos en el vórtice de la 4ª revolución (y definitivamente
no en el comienzo), lo que requiere una nueva visión de los procesos y sistemas, pero
principalmente una nueva mirada a la relación entre las personas y el trabajo. Es parte
de nuestra misión entender y crear dinámicas de reconocimiento y compromiso
dirigidas a lo que llamamos las organizaciones del futuro.
Hoy, debemos asumir que el proceso de transformación digital implica (y ahí radica el
impacto en el capital humano) la modificación radical de las formas de funcionamiento
de las personas dentro de las organizaciones. La transformación es más humana que
efectivamente digital. Sabemos que la innovación proviene del cambio de
comportamiento, la tecnología es solo el cómo y los humanos el “por qué”.
Las características puramente humanas que no se pueden automatizar son hoy de un
valor incalculable, y aquí podemos mencionar la creatividad y la intuición. ¡Porque las
máquinas son muy buenas en muchas cosas, pero no crean! Necesitamos usar nuestras
mentes para crear futuros, crear cosas que no existen y dejar de preocuparnos por lo
que simplemente ES. Tenemos que trascender las tecnologías y ser más humanos,
porque las tecnologías son PARA los humanos.
Ha habido algunos visionarios admirables, uno de ellos es Peter Drucker. En su vasta
bibliografía se han probado al menos dos aspectos a lo largo de las últimas dos décadas.
Un aspecto es la transición de la economía industrial a la economía del conocimiento.
La otra es su comprensión de que los seres humanos vivimos en un mundo en el que hay
cada vez menos cosas estables. Pudo inferir cómo afectarían estos aspectos al mundo
de los negocios.
En 1994, Peter Drucker entendió que el mundo industrial, en el que la riqueza provenía
de la capacidad de acumular y emplear capital, se convertiría en el mundo del
conocimiento. Fase que ayudaría a la generación de riqueza por la capacidad de las
empresas para crecer y emplear las habilidades y competencias de las personas.
Pero Drucker no pudo prever que el conocimiento pudiera dar lugar a la creatividad.
Identificada como economía creativa, esta fase establece el potencial creativo humano
como el mayor diferencial a desarrollar por las organizaciones, ya que es el único capaz
de generar algo verdaderamente nuevo.
La economía creativa se basa en personas capaces de ejercitar su imaginación y explorar
el valor económico y social de la misma. Se basa en procesos que involucran la creación,
producción y distribución de productos, servicios, sistemas o estrategias; con el
conocimiento, la creatividad y el capital intelectual como sus principales recursos
productivos.
La creatividad contrarresta el objetivismo inherente a los negocios. Un factor que
destaca la operacionalización del pensamiento, en la que los seres humanos terminan
mejorando los conocimientos actuales, lo que se traduce en pequeñas mejoras en el
statu quo. Esto es muy importante, pero no suficiente, ya que acaba generando muy
poco conocimiento y casi ninguna innovación.
Innovar no es fácil y requiere que los seres humanos gastemos más energía. Pero HOY
tenemos formas estructuradas de hacerlo. Uno de ellos es Design Thinking, que es un
modelo mental ejecutado a través de un proceso creativo basado en la generación y
mejora de ideas de forma colaborativa y experimental en la búsqueda de innovación,
ventajas competitivas y alta relevancia humana, con el objetivo de generar beneficios
empresariales y sociales.
El estudio realizado este año 2023 por la FDC, en alianza con el Foro Económico Mundial,
que analizó 803 empresas en 43 países, encuentra que al menos el 23% de los empleos
para 2027 se habrán extinguido por completo. También agrega que las altas demandas
en los próximos años son para profesionales en la era digital y más creativos.
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