Mercosur abierto y flexible

La decisión anunciada por el presidente Luis Lacalle Pou, de Uruguay, de iniciar negociaciones con China Continental de manera individual, ataca directamente la existencia del Mercosur como Unión Aduanera. Asimismo, el ministro de Economía del Brasil, Paulo Guedes, que quiere reducir el histórico proteccionismo brasileño, manifestó públicamente que el Mercosur debe ser modernizado y volverse más abierto y flexible.

Los presidentes fundadores del Mercosur fueron muy optimistas y ambiciosos con el proyecto. Según el Tratado, para fines del año 1994 en un plazo de poco más de tres años, querían constituir un Mercado Común que implicaba la libre circulación de bienes, servicios y factores productivos sin aranceles ni otras restricciones entre las fronteras, además del establecimiento de una política comercial y un arancel externo común frente a terceros países y la coordinación de políticas macroeconómicas y sectoriales de los países miembros. Todo esto que en Europa llevó décadas, querían hacerlo en tres años.

Hoy, 30 años después, la libre circulación interna de bienes sigue siendo limitada y el movimiento de factores productivos no fue liberalizado. Se logró establecer un Arancel Externo Común, pero con una larga lista de excepciones y regímenes especiales que reducen su efectividad práctica. Siguen vigentes las aduanas internas y está pendiente la eliminación del doble cobro de aranceles. Estos temas están estancados hace dos décadas. Sin embargo, en los últimos años se ha avanzado en la negociación de acuerdos comerciales con terceros países, donde el más importante es el alcanzado con la Unión Europea, pero cuya puesta en vigencia tiene aún escollos muy importantes que salvar. Finalmente, el Mercosur no ha funcionado hasta ahora como un mecanismo de coordinación macroeconómica y sectorial.

Muchos factores conspiraron y siguen dificultando la vigencia de los postulados más básicos del Mercosur. Primero, la enorme diferencia de tamaño entre los países miembros. Brasil representa alrededor del 80% de la población y del PIB del bloque. Segundo, históricamente Brasil y Argentina tienen modelos de desarrollo basados en políticas altamente proteccionistas. Paraguay y Uruguay, mercados pequeños y poco industrializados, tenían economías más abiertas con menores aranceles. Tercero, limitada complementariedad entre las cuatro economías, todas esencialmente agroexportadoras e importadoras de manufacturas. Cuarto, políticas macroeconómicas muy disímiles generaron distorsiones adicionales, principalmente de origen cambiario. Estas asimetrías y diferencias en políticas fueron afectando las motivaciones de los países en el proceso de implementación del Mercosur. Brasil y Argentina lograron extender sus políticas proteccionistas en el Arancel Externo Común, pero para compatibilizar y como mecanismo de coexistencia, otorgaron amplias listas de excepciones a Paraguay y Uruguay para seguir importando bienes de capital, insumos y algunos productos de alta tecnología con aranceles bajos.

Aprovechemos esta crisis interna para evaluar conjuntamente de manera profunda el proceso de integración del Mercosur, a la luz de sus objetivos iniciales, los avances efectivos en estos 30 años y considerando las oportunidades y desafíos del contexto internacional en los próximos años, así como las estrategias de desarrollo y las asimetrías internas del bloque que persisten. En base a lo andado, redefinir el rol del Mercosur en el desarrollo de sus países miembros, sus alcances y objetivos a corto y largo plazos. En este sentido, la mayor apertura comercial planteada por el Gobierno brasileño es un cambio radical que llevará a un Mercosur más abierto e integrado al mundo e incrementará su competitividad y atractivo para la inversión. De la misma manera, otorgar mayor flexibilidad a los países para manejar su política comercial les permitirá optimizar sus relaciones comerciales sin perder lo avanzado en términos institucionales en el Mercosur, manteniendo la posibilidad de negociación conjunta según la conveniencia. De esta manera, podemos convertir esta crisis en una gran oportunidad de desarrollo.

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