La tendencia global de “La sostenibilidad ambiental”

Regulaciones ambientales de la Unión Europea pueden ayudar a Paraguay conquistar mercados más sofisticados, según jefe de Cooperación

Para poder exportar carne, soja, madera, café, cacao, aceite de palma y caucho a la Unión Europea, el país vendedor tiene que demostrar que estas materias primas se produjeron o cosecharon en terrenos que no causaron degradación forestal o deforestación, a través de sistemas de geolocalización. Esta medida, aprobada en mayo de este año, será aplicada a principios del 2025 para las empresas más grandes, y a mitad del 2025 para las empresas más pequeñas.

La disposición responde a la implementación del Pacto Verde, adoptado en el 2019 por los 27 países de la Unión Europea (UE), con el objetivo de llegar a la neutralidad climática en el 2050, lo que significa no emitir más gases de efecto invernadero de lo que el bloque puede absorber para esta fecha.

Para países como Paraguay, el cumplimiento de estas regulaciones ambientales puede parecer al principio un obstáculo, pero adecuarse a las mismas puede permitir en consecuencia el acceso a mercados más sofisticados, señaló Matteo Sirtori, jefe de Cooperación de la Unión Europea en Paraguay, durante el programa Plaza Pública DENDE, donde se debatió sobre “La tendencia global de ‘La sostenibilidad ambiental’. Visión desde Europa y sus implicancias para el Paraguay”, moderado por Yan Speranza, y que contó con la participación de José Brítez, vicepresidente de Pacto Global y CEO de Itaú, y del presidente de DENDE, Alberto Acosta Garbarino.

Sirtori indicó que en el caso de nuestro país, que tiene dos legislaciones distintas en materia de deforestación: una para la Región Oriental y otra para Occidental, hay posibilidades de aplicar dos diligencias debidas, que es la manera a través de la cual se puede probar que no se ha causado desmonte.

“Es cierto que en Paraguay hay mucha preocupación y yo lo entiendo, pero el país ya está haciendo mucho con respecto al desarrollo del sistema de trazabilidad y de certificación; entonces, se trata de demostrarle al mundo, a la Unión Europea y a los demás países lo que ya existe, lo que ya se está haciendo”, apuntó.

Para la medida que entraría en vigencia en el 2025, Sirtori comentó que se está en fase de transición, por lo cual la Unión Europea pretende aplicar un sistema denominado “evaluación comparativa”, cuyo objetivo es poner a todos los países en tres categorías de riesgo: alta, media y baja. Para ello, se incluye una serie de criterios, como el índice de deforestación de los últimos años y las leyes de protección ambiental existentes. Estar en una u otra categoría de riesgo, implica que el nivel de escrutinio y de exigencia de requerimientos para exportar a la UE va a ser distinto. Así, en la categoría de riesgo bajo habrá menos escrutinio, mientras que en la categoría de riesgo alto habrá más requerimientos.

El jefe de Cooperación de la Unión Europea refirió que este tipo de medidas no son aplicadas solamente por el bloque, sino que es una tendencia global, y recordó que en el Congreso de Estados Unidos se discute una legislación que va en la misma dirección que la regulación europea. Mencionó que esto se adecua al pedido de los consumidores, que son cada vez más atentos, más sensibles y más sofisticados sobre lo que compran.

Insistió en que si bien el reglamento de la UE puede ser percibido al principio como algo que pueda obstaculizar, es como una oportunidad para que un país como Paraguay empiece a adaptarse a lo que se viene a nivel global y que, gracias a la adaptación que le ha impuesto el reglamento de la Unión Europea, podrá seguir exportando a mercados más sofisticados.

Sobre el acuerdo Mercosur-Unión Europea, que lleva 20 años en etapa de negociación, Sirtori reconoció que si bien en las últimas semanas se intensificaron las discusiones, principalmente sobre temas medioambientales, no tiene los elementos para decir si se firmará o no el acuerdo y cuándo.

CONSTRUIR UN RELATO QUE GENERE CONFIANZA

Por su parte, José Brítez manifestó que para el Pacto Global se debe construir un relato de lo que es la realidad paraguaya, buscando generar confianza en los mercados más influyentes y exigentes en materia de cumplimiento ambiental.

A su criterio, dicha narrativa debe contar de la mejor manera que Paraguay, dentro de su propio subdesarrollo, tiene muchas oportunidades, considerando la cantidad de montes nativos, de energía verde producida a través de las dos usinas (Itaipu y Yacyreta) y la producción agrícola sostenible con la siembra directa.

Entretanto, Alberto Acosta Garbarino, titular de DENDE, indicó que la humanidad se enfrenta a desafíos globales, entre ellos el flagelo del cambio climático. Agregó que la regulación de la Unión Europea en el tema ambiental tiene impacto en la producción y exportación de productos paraguayos que apunta a este mercado, pero que este tipo de normas al final terminan siendo aplicadas por todos los países.

Finalmente, Yan Speranza coincidió en que Paraguay tiene una narrativa pobre en función de muchas cosas muy importantes que está haciendo en términos ambientales y que al mundo le interesa, relacionadas con la producción de energía renovable, siembra directa, protección de bosques, y que esta pobreza en la narrativa hace que muchas veces seamos percibidos con un riesgo más alto del que realmente existe.

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