El Censo 2022 y la Gran Emigración

Los datos recogidos en el Censo Nacional de Población y Viviendas del año 2022 fueron tan sorprendentes que al momento de su divulgación generó un importante debate con todo tipo de conjeturas sobre su efectividad, cobertura, etc. poniendo en duda la credibilidad del Censo y del Instituto Nacional de Estadísticas (INE). Ante esto, el INE realizó una serie de análisis y pruebas de consistencia para confirmar la verosimilitud de los resultados y ratificarlos como los nuevos datos oficiales de población de nuestro país.

Lo más sorprendente es que según el Censo, la población total estimada de nuestro país para el año 2022 asciende a unas 6.109.000 personas. Contrastada con la proyección realizada por el propio INE en el año 2015 que estimaba 7.453.000 personas para el mismo año, arroja una diferencia de 1.344.000 personas, un 18% menos, o sea somos muchos menos habitantes. De aquí surgieron todas las conjeturas que el INE, con sus técnicos y expertos internacionales, fue rebatiendo con explicaciones plausibles sobre las causas de esta diferencia, ratificando que los resultados del Censo 2022 son cercanos a la realidad y que las proyecciones se habían basado en supuestos equivocados. La masiva emigración de compatriotas, principalmente mujeres, que según estimaciones del CELADE, organismo de las Naciones Unidas, promedió una salida neta del país de 40,000 personas al año entre 2002 y 2010, y de unas 15,000 personas al año en la siguiente década, es la principal causa de los errores. Si bien en las proyecciones del 2015 se consideró un flujo migratorio negativo, los mismos fueron muy inferiores. Esta subestimación del saldo migratorio también resultó en una sobrestimación de nacimientos, al considerar una mayor población femenina que la existente. Por otro lado, al realizar los cruces con otras fuentes de datos, se encuentra que los datos del Censo son consistentes con el número de nacidos vivos, defunciones, matrícula en la educación básica y media, datos del Registro Electoral, etc. así como con la población paraguaya reportada por los censos recientes de Argentina y España como residentes en estos países.

Aparte de lo sorprendente, lo más relevante de los datos del Censo son los factores subyacentes y tendencias que reflejan. Por un lado, la gran emigración de compatriotas, que según el CELADE sigue hasta ahora aunque menos masiva, se dio durante los años de mejor desempeño de la economía paraguaya por el boom de commodities, que no generó oportunidades suficientes para aquellos compatriotas que decidieron dejar el país. En consecuencia, la fuerza laboral estimada con los datos del Censo es de unas 3.000.000 de personas, 700 mil menos que lo proyectado para el año 2022. Personas en edad de trabajar migraron a otros países en busca de oportunidades y nuestro país perdió una importante capacidad productiva para el desarrollo, pero que contribuyen al dinamismo de la economía nacional al enviar remesas a sus familiares, quienes mejoran su bienestar accediendo a un mayor nivel de consumo, muchos incluso superando la línea de pobreza. Es probable que parte de la reducción en la tasa de pobreza observada en las últimas dos décadas este explicada por el doble efecto de la migración: Gente pobre emigra y sus familias salen de la pobreza gracias a las remesas. Por otro lado, continúa la gradual, pero persistente reducción en la tasa de fecundidad, un fenómeno observado en la mayor parte del mundo en las últimas décadas, y que en nuestro país pasó de 3,5 a 2,3 hijos por mujer del 2001 a hoy, acercándose a los umbrales de estancamiento de la población.

La emigración masiva y la menor tasa de fecundidad provocaron una importante reducción en la tasa de crecimiento poblacional, que pasó del 2,5% anual de la década del 90 a apenas el 0,9% anual en la década pasada, acelerando el cambio en la pirámide poblacional con implicancias para el potencial de crecimiento económico, así como para la demanda de los servicios públicos. Debemos prestar atención a estos cambios, evaluar las políticas públicas y rediseñarlas apuntando algunas a mejorar la productividad e incrementar la inversión local y extranjera, y otras a mejorar, incrementar o crear nuevos servicios públicos para una estructura poblacional diferente.

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