Dólar

La cotización del dólar en nuestro país está siendo afectada por un conjunto de factores, externos e internos, y es importante distinguirlos y entender su naturaleza para tener alguna idea respecto a qué podemos esperar en los próximos meses.

A nivel internacional, el principal determinante de las fluctuaciones del dólar frente a las demás monedas es la nueva política comercial del Gobierno de EEUU, que tendrá impactos significativos en los flujos comerciales y financieros globales. En este sentido, ha sorprendido el nivel de los aranceles impuestos por el Gobierno del presidente Trump, porque implica un shock de tamaño sideral al comercio mundial. El propio presidente de la Reserva Federal dijo que no esperaban un shock arancelario de tal magnitud. Ante la imposibilidad de sustituir las importaciones a corto plazo, el impacto inmediato será un aumento en los precios de productos importados y una recesión inducida por la caída en el ingreso real y el consumo de las familias, implicando una estanflación en los próximos meses en la economía americana. A mediano plazo, la situación no es muy diferente debido a que la fuerza laboral está en pleno empleo, lo cual implica que el crecimiento de la producción industrial de EEUU sea a expensas de otros sectores, con una presión inflacionaria permanente y un magro potencial de crecimiento económico para los próximos años. A su vez, el resto del mundo tendrá un impacto principalmente recesivo.

Esta combinación de efectos posibles llevó a una fuerte caída en los precios de acciones, en las tasas de interés de corto plazo vis a vis un aumento de las tasas a largo plazo, y a una fuerte depreciación del dólar frente al euro. Sin embargo, el típico “flight to quality” que genera estos eventos, provocó la depreciación de las monedas emergentes y presiones al guaraní. Finalmente, la pausa por 90 días en la aplicación de los aranceles recíprocos provocó que las acciones recuperen gran parte de sus pérdidas, pero el dólar sigue débil y los inversionistas están expectantes de las negociaciones. Dada la incertidumbre, hay que estar preparado para enfrentar una alta volatilidad los próximos meses.

A nivel interno, continúa un desequilibrio en las cuentas externas. Según estimaciones del BCP, el año 2024 cerró con un déficit del 3,7% del PIB en la cuenta corriente de la balanza de pagos, resultado de la caída del precio de la soja y un fuerte crecimiento del consumo impulsado por el crédito. Este año inició con una caída en la producción de la soja de alrededor del 12/15%, por efecto de la sequía de fines del año pasado y un precio de soja levemente inferior, reduciendo aún más el ingreso de divisas y el crecimiento del crédito sigue impulsando el consumo en el primer trimestre de este año. De persistir el crecimiento del consumo, el déficit superaría nuevamente el 3% del PIB este año.

El BCP y su política monetaria y de reservas internacionales serán muy importantes para administrar esta coyuntura, que combina choques externos e internos. Una regla importante en gestión de política económica es que ante shocks permanentes lo óptimo es realizar ajustes para reducir el gasto agregado, y ante shocks transitorios lo óptimo es financiar el déficit resultante. En el frente interno, el elemento transitorio es la menor cosecha de soja, cuyo efecto en el mercado de divisas debiera ser compensado por el BCP y minimizar el impacto en la trayectoria del tipo de cambio. Sin embargo, la gran disponibilidad de crédito está provocando un crecimiento insostenible del consumo que requiere algún ajuste en las tasas de interés para evitar males mayores en el futuro.

El impacto, hasta ahora, del shock arancelario de EEUU en los precios de nuestros commodities de exportación ha sido limitado y el precio del petróleo, nuestro principal insumo importado, ha caído; y aumentaron las tasas de interés de largo plazo. La alta liquidez internacional y la sostenibilidad de la deuda externa, resultado de décadas de buenas políticas macroeconómicas, permitieron que nuestra economía conserve la confianza y evite una fuga de capitales en estas semanas de alta volatilidad internacional, pero hay que seguir vigilantes y las autoridades deben tener todos los instrumentos a su disposición para actuar en tiempo y forma si la situación lo amerita.

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