Argentina: Otro paso importante

En abril, el FMI aprobó un nuevo préstamo de USD 20.000 millones para apoyar la siguiente fase del programa del presidente Milei para estabilizar la economía argentina. Los resultados del primer año son satisfactorios porque logró corregir, en su mayor parte, los grandes desequilibrios macroeconómicos que heredó.

Los desequilibrios incluían un enorme y crónico déficit fiscal financiado con emisión monetaria del Banco Central, sumados a extensivos controles de precios de la economía para reducir su impacto inflacionario en el corto plazo, y un esquema de control cambiario con dólares diferenciados para racionar las divisas a ciertos usos considerados prioritarios por el gobierno anterior. La acumulación por varios años de estos desequilibrios derivó en un exceso de oferta monetaria, masivas distorsiones de precios relativos, agotamiento de las reservas internacionales, y un importante atraso cambiario, con un dólar del mercado negro que duplicaba la cotización oficial. Todo esto implicaba una inflación altamente reprimida a punto de explotar en hiperinflación y una profunda recesión, y, todos los intentos anteriores con estrategias graduales habían fracasado estrepitosamente.

El presidente Milei y su equipo económico siguieron una estrategia diferente. Decidieron aplicar terapia de shock y atacar primero el problema de fondo: Eliminaron el déficit fiscal en el primer mes de gobierno, con una reducción drástica del gasto público. Según los datos del FMI, el ajuste del déficit fiscal global, en base caja, fue del 5,4% del PIB en el 2024. En paralelo, realizaron una fuerte devaluación del tipo de cambio oficial para luego aplicar un deslizamiento del 2% mensual, con el objetivo de anclar las expectativas de inflación en este nivel, pero manteniendo el cepo, hasta que el Banco Central acumule reservas que permitan una liberalización del mercado cambiario sin sobresaltos.

El impacto inmediato de estas medidas fueron las esperadas, un salto inicial de la tasa de inflación mensual al 25,5% en diciembre del 2023 para luego bajar gradualmente a niveles del 3% mensual, cerrando el año 2024 en 117,8%. Por otro lado, repercutió en una fuerte caída de la actividad en los sectores económicos no agropecuarios y en el salario real en los dos primeros trimestres del 2024, para luego iniciar una recuperación a partir del tercer trimestre, y cerrar el año con una caída del PIB del 1,7%, muy inferior a lo proyectado. Desinflar el globo que estaba por explotar tuvo un costo importante, pero menor al esperado, porque el compromiso del presidente Milei generó credibilidad lo cual permitió reducir rápidamente las expectativas de inflación y las tasas de interés reales.

Sin embargo, la rápida recuperación del salario real y del consumo, combinado con un encarecimiento relativo de los productos argentinos, por efecto de una inflación mayor al ritmo de devaluación del peso, llevaron a una reactivación anticipada de las importaciones, lo cual redujo el margen del Banco Central para acumular reservas internacionales, persistiendo la debilidad económica externa del país. Esta realidad, sumada al impacto negativo de la nueva política arancelaria de EEUU en la economía mundial, aceleró la necesidad de ampliar el acuerdo con el FMI, que le permitió acceder inmediatamente a USD 12 mil millones para fortalecer las reservas del Banco Central, y poder eliminar el Cepo, reemplazándolo por una banda cambiaria de 25% de amplitud, dentro de la cual el dólar fluctúe libremente, con la obligación del Banco Central de comprar si la cotización toca el piso de $ 1.100 por dólar y vender si la cotización toca el tope de $ 1.400 por dólar. Estos límites se amplían a un ritmo del 1% mensual hasta liberar totalmente el tipo de cambio en un régimen bimonetario, el cual es el objetivo final.

Si bien queda un buen trecho por transitar, la Argentina está avanzando hacia la normalización de su economía. Una política macroeconómica responsable y predecible es fundamental para garantizar la estabilidad y la resiliencia macroeconómica y, en la medida en que logren un consenso que trascienda los periodos de gobierno, se convertirá en una fortaleza institucional que genera predictibilidad y menor riesgo-país, que a su vez impulsarán la inversión para desarrollar todo el gran potencial que tiene el país. ¡Ojalá!

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