En todas partes la politiquería frena el desarrollo

La semana pasada tuve la oportunidad de viajar a Ciudad del Este para visitar diversas empresas industriales radicadas en ese lugar, que producen bajo el régimen de maquila y que exportan al Brasil gran parte de su producción.
Cada día me impresiona más la pujanza de esta ciudad, que está destinada en un futuro no muy lejano, a ser desde el punto de vista económico la ciudad más importante del Paraguay, incluso más que Asunción.
Porque esta ciudad es el epicentro de nuestros agronegocios, de nuestras industrias maquiladoras y de nuestra producción de energía.
Y, además, porque su ubicación geográfica es inmejorable, teniendo a su lado al Brasil, la décima economía del mundo, la más grande de Latinoamérica y el 74% del PIB del Mercosur.
Por todos estos motivos esta zona está destinada a crecer en forma acelerada, pero cada día más, el principal obstáculo para dicho crecimiento son los gravísimos problemas logísticos que frenan la integración de las economías de ambos países.
Entendiendo por logística la parte hard de infraestructura de rutas y puentes que unen ambos países y la parte “soft” de la agilidad de los tramites en ambas Aduanas.
En la parte “hard” tenemos un tremendo déficit, porque hoy el único paso fronterizo que existe en este punto neurálgico es… el Puente de la Amistad, inaugurado en el año 1965 ¡hace 60 años!
En la parte soft la falta de un acuerdo entre los países que permita un control único e integrado de las Aduanas, hace que los tramites se demoren por la falta de estructura de la Aduana paraguaya y por la enorme burocracia y las permanentes huelgas en la aduana brasileña.
En un día promedio pasan por dicho puente unos 40 mil vehículos entre camiones, autos y motos. Pero lo más preocupante, es que 1.000 de ellos son camiones de carga que forman filas de hasta 7 kilómetros, y que deben esperar hasta 4 días, para cruzar el puente.
Por obstáculos políticos en ambos países demoramos más de 30 años en conversaciones y negociaciones con el Brasil para la construcción de un segundo puente, que finalmente pudo concretarse en el año 2019 gracias al financiamiento de Itaipú.
Pero quedó a cargo de los gobiernos brasileño y paraguayo –cada uno en su territorio– el financiamiento y la construcción de los caminos de acceso al puente y de los edificios aduaneros respectivos.
El puente fue terminado ya en el año 2022, pero los gobiernos respectivos aún no han terminado las obras complementarias. En este momento el Paraguay esta más avanzado en su parte, pero el Brasil se encuentra muy atrasado.
El problema en el lado brasileño es la politiquería, porque dicho país ya se encuentra enfrascado en la disputa electoral para elegir presidente, gobernadores y miembros del Congreso a fines del próximo año.
Las obras del lado brasileño deben ser realizadas por la Gobernación del Estado de Paraná cuyo Gobernador es conocido como Ratinho Junior, que es posible rival de Lula para presidente y quiere poner un delfín suyo para competir por la Gobernación de Paraná.
Por su parte Lula tiene su propio delfín como candidato del PT para la gobernación de Paraná, que es Enio Verri el actual director general de Itaipú.
Ratinho Junior no tiene interés en apurar las obras del puente porque no quiere darle el escenario de una imponente inauguración a Lula y a Verri, sus rivales en la presidencia y la gobernación.
Por lo tanto, tenemos que pensar que el hermoso puente concluido, solo podrá inaugurarse después del año 2027 una vez finalizadas las elecciones brasileñas.
Mientras tanto el caos en el Puente de la Amistad va a continuar, las interminables colas de camiones van a mantenerse y la famosa integración entre los pueblos va a seguir siendo un discurso vacío.
En el Brasil, en el Paraguay, como en todos los países del mundo la politiquería siempre frena el desarrollo.
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