¿Qué pasa con el dólar?

Desde principios de julio, el dólar ha experimentado una sustancial caída a nivel local. Dada su importancia para la conducción de los negocios en nuestro país, este cambio brusco respecto a la tendencia sorprendió a los principales operadores del mercado y ha ampliado la incertidumbre sobre el comportamiento futuro de la divisa.

El origen de la constante tendencia alcista fue una combinación de factores que generó un exceso de demanda de la divisa en el mercado local. El primero es el aumento del déficit en la cuenta corriente de la balanza de pagos. Originado por la caída del 30% en el precio internacional de la soja ocurrida a principios del año pasado, que redujo el ingreso de divisas al país. A esto se sumó una reducción de alrededor del 10% en la cosecha de este año, mermando aún más el ingreso de dólares, aunque compensado en parte por el aumento de la exportación de carne. Por otro lado, el fuerte crecimiento del consumo y la inversión, impulsados por el crédito bancario, sostuvieron las importaciones a pesar del incremento en la cotización del dólar desde el segundo semestre del 2024. Este comportamiento de los determinantes de la cuenta corriente de la balanza de pagos persistirá en los próximos meses, la cual seguirá deficitaria generando un exceso de demanda en el mercado de divisas y una presión alcista al tipo de cambio.

El segundo factor importante es el impacto de la escasa diferencia entre las tasas de interés en guaraníes y en dólares el año pasado. Esto generó un incentivo a guaranizar créditos y dolarizar depósitos, provocando una demanda adicional de dólares que reforzó el déficit en el mercado de divisas presionando la cotización al alza. Esto se sintió con fuerza en el segundo y tercer trimestres del 2024. Sin embargo, este componente se revirtió abruptamente a fines de junio, debido al agotamiento de los fondos prestables en guaraníes en el sistema bancario y las tasas de interés aumentaron drásticamente. El cambio resultante en la composición por monedas del crédito y los depósitos tuvo como efecto un aumento coyuntural en la oferta de divisas que seguirá por algunas semanas.

Como telón de fondo, está el comportamiento de la propia divisa norteamericana a nivel internacional. Las políticas fiscal y arancelaria del gobierno de Trump han reducido el perfil de solvencia de la deuda norteamericana y han debilitado al dólar hasta el punto de poner en riesgo su rol de activo de refugio en situaciones de incertidumbre global. Esto provocó una depreciación del dólar superior al 10% frente al euro desde el mes de abril, paridad que no se había reflejado a nivel local por el persistente déficit en el mercado. Los detonantes de esta caída del dólar a nivel local fueron: la oferta de dólares por inversionistas extranjeros que invirtieron en bonos del tesoro en guaraníes a fines de junio, y la venta de dólares por parte de Itaipú para el pago a proveedores relacionados con la ejecución de los gastos sociales adicionales. El Banco Central aprovechó la coyuntura para reducir el tipo de cambio y la presión inflacionaria que genera, con la intención de alinear las expectativas a una tasa de inflación del 3,7% para este año, como transición hacia la nueva meta del 3,5% definida por el BCP, que rige desde el próximo año.

Sin embargo, es importante que el tipo de cambio refleje los fundamentos permanentes para que una economía pequeña y abierta como la nuestra siga creciendo equilibradamente. En este sentido, es necesario aislar el efecto perturbador de la recomposición de carteras del año pasado y de su reversión actual que amplificó la volatilidad cambiaria, además de considerar la depreciación del dólar a nivel internacional cuya persistencia es muy probable. Sin embargo, si bien la desaceleración del crédito por el agotamiento de los fondos prestables ayudará a corregir el elevado déficit en la cuenta corriente de la balanza de pagos, la reducción del déficit a niveles sostenibles requiere un tipo de cambio real más alto como parte del ajuste. Considerando los efectos de todos estos factores, y entendiendo que estamos en tiempos de alta incertidumbre, estimamos que el tipo de cambio de equilibrio estaría alrededor de G. 7.800 y la cotización del dólar debiera tender hacia estos niveles en los próximos meses.

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