Los desfíos de la seguridad en el Paraguay

En una nueva edición de Plaza Pública, Cecilia Pérez, abogada penalista y exministra de Justicia, y el Comisario Principal César Pérez, director de la Oficina Antisecuestro y Terrorismo, analizaron los principales problemas que enfrenta Paraguay en materia de seguridad ciudadana, desde la expansión del crimen organizado hasta los factores sociales y estructurales que condicionan su avance.

Crimen organizado y nuevas amenazas

El comisario Pérez explicó que la seguridad enfrenta hoy una amenaza creciente por parte de grupos multicriminales, que ya no se limitan a una sola actividad ilícita —como el narcotráfico o el tráfico de armas— sino que combinan múltiples delitos según sus recursos y necesidades.
Estos grupos, vinculados principalmente al crimen organizado regional, operan con gran flexibilidad y se adaptan rápidamente, convirtiéndose en un desafío para las instituciones de seguridad.

Además, señaló el aumento de la delincuencia urbana, estrechamente ligada al consumo de drogas: solo en Asunción y Central existen alrededor de 80.000 consumidores, en su mayoría jóvenes menores de 25 años. Este fenómeno, sumado a la falta de oportunidades, incrementa los delitos callejeros y la sensación de inseguridad.

Corrupción, desigualdad y debilidad institucional

Cecilia Pérez subrayó que el aumento del delito tiene raíces estructurales profundas: corrupción dentro de los organismos de seguridad, desigualdad social y una política criminal reactiva que prioriza el castigo por encima de la prevención.
“La pobreza, la marginalidad y la ausencia del Estado son facilitadores del delito”, señaló. También advirtió que el sistema penitenciario reproduce esas desigualdades, al concentrar población vulnerable sin políticas de reinserción efectivas.

La exministra enfatizó que las respuestas estatales tienden a ser cortoplacistas y fragmentadas, y que falta una estrategia preventiva sostenida en el tiempo. Para ello, propuso fortalecer las políticas de Estado, de manera articulada entre los tres poderes, y evitar que cada cambio de gobierno interrumpa los programas en marcha.

Percepción ciudadana y confianza social

A pesar de la creciente criminalidad, la seguridad no aparece entre las principales preocupaciones de los paraguayos. Según datos del Latinobarómetro, solo el 17% la menciona como su principal problema, detrás de la situación económica, la corrupción y la educación.
Cecilia Pérez atribuyó esto a la prioridad que la población otorga a la supervivencia económica, mientras que el comisario señaló que Paraguay sigue ofreciendo, comparativamente, una sensación de seguridad mayor que otros países de la región.

No obstante, la confianza en la policía sigue siendo baja, producto de casos de corrupción y de una comunicación institucional débil. “El mensaje tiene que ser claro: el que las hace, las paga”, insistió Pérez, destacando la importancia de una comunicación estratégica que fortalezca la credibilidad pública.

Educación, formación policial y tecnología

El comisario detalló que Paraguay cuenta actualmente con cerca de 33.000 efectivos policiales, aunque la cifra sigue por debajo del estándar internacional recomendado (3,3 por cada 100.000 habitantes).
Señaló avances en cooperación internacional, formación profesional y uso de tecnología, especialmente con el georreferenciamiento del mapa delictivo, que permite identificar zonas críticas y optimizar recursos.
También mencionó el trabajo conjunto con países vecinos en torno a la Ruta Bioceánica, donde se instalarán nuevos puestos de control y centros de monitoreo integrados para prevenir delitos transnacionales.

Cecilia Pérez, por su parte, advirtió que la formación policial debe ser más profunda y diversa, incorporando perfiles interdisciplinarios y mejorando la calidad docente. “No basta con aumentar el número de policías; hay que mejorar su preparación y los valores con los que ingresan y egresan del sistema”, afirmó.

Políticas de Estado y responsabilidad compartida

Ambos coincidieron en que enfrentar la inseguridad requiere una mirada integral y sostenida en el tiempo, basada en políticas de Estado, cooperación regional y participación ciudadana.
“Estamos todavía a tiempo de no repetir los escenarios de violencia extrema que vivieron otros países de la región, pero la vulnerabilidad existe”, advirtió Cecilia Pérez.

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