Libre comercio con EEUU

En las últimas décadas la importancia de China Continental en la economía y el comercio mundiales ha crecido significativamente. Hoy es el principal comprador de carne vacuna y soja, nuestras principales exportaciones. Sin embargo, nuestro país no puede exportar directamente a China porque ella nos exige romper relaciones con Taiwán. Esto limita nuestras posibilidades de desarrollo dada la base agroindustrial de nuestra economía.

La relevancia actual de China Continental es fruto de décadas de profundización de sus relaciones económicas, comerciales y de inversión con EEUU, que le posibilitaron un crecimiento económico sin precedentes. Miles de empresas norteamericanas trasladaron sus cadenas de valor industriales para tomar ventajas de los menores costos laborales y cuyos productos terminaban siendo exportados nuevamente a EEUU. De esta manera, China fue convirtiéndose en el centro industrial del mundo, con costos bajos que se retroalimentaban con las economías de escala, las mejoras en procesos, el desarrollo de nuevas tecnologías, etc., a través de los cuales fue tomando posiciones cada vez más ventajosas en el comercio mundial de productos industriales. Sin embargo, el traslado de procesos industriales a China implicó, en contrapartida, un estancamiento industrial en EEUU, con impactos negativos en millones de trabajadores y sus familias. En consecuencia, las relaciones empezaron a deteriorarse con demandas de EEUU por una mayor apertura de la economía china, por castigos a la piratería y al robo de tecnologías, etc. Ante la falta de respuesta, el gobierno de Trump eleva el conflicto a una guerra comercial, imponiendo aranceles a las importaciones de China y castigando a sus empresas acusadas de piratería, con las correspondientes represalias de la contraparte. Si bien a principios de 2020 ambos países firman un acuerdo comercial para terminar con la guerra comercial, la situación sigue empeorando. Actualmente, muchas empresas norteamericanas tienen una estrategia de relocalización de sus cadenas industriales, sacando sus operaciones de China y reubicarlos en el resto de Asia o retornando a EEUU.

Nuestro país está atrapado en medio de esta disputa entre las dos potencias. Sin embargo, debemos destacar la estrecha relación que históricamente nuestro país mantiene con los EEUU, siendo probablemente uno de sus aliados más leales en Sudamérica. Así, en el momento más crítico de la pandemia en nuestro país, en junio pasado, el Gobierno norteamericano envió una importante donación de vacunas que posibilitó acelerar la vacunación, controlar los contagios y recuperar la economía. Al mismo tiempo, los responsables de la diplomacia norteamericana indicaron al Gobierno de Mario Abdo la importancia de mantener las relaciones diplomáticas con Taiwán.

Ante esta realidad, difícilmente nuestro país pueda modificar su política exterior con relación a China, a pesar de los costos que esto pueda representar para la economía del país. Por lo tanto, deberíamos profundizar la alianza con EEUU planteando un amplio acuerdo comercial, de protección de inversiones y de desarrollo científico-tecnológico que otorgue incentivos a empresas norteamericanas a trasladar parte de sus operaciones que actualmente están en China para su instalación en Paraguay, en aquellos sectores donde nuestro país ofrezca ventajas competitivas considerando la fuerza laboral joven, la disponibilidad de energía limpia y comprometiéndonos a realizar las inversiones en infraestructura necesarias para mejorar la conectividad, la logística para el comercio internacional y los servicios públicos de salud y educación.

La relocalización de las cadenas de valor industriales de las empresas norteamericanas, como consecuencia del deterioro de la confianza y de las relaciones entre EEUU y China, puede convertirse en una oportunidad para el desarrollo de nuestro país en las próximas décadas. Para aprovecharla y agregar un mayor dinamismo económico y comercial a las estrechas relaciones que siempre hemos mantenido entre ambos países, debemos proponer y negociar un acuerdo con EEUU que otorgue previsibilidad y seguridad a las inversiones y a los flujos comerciales y financieros resultantes de ella. Ojalá se pueda.

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