Legitimidad para gobernar
En mi artículo anterior había expresado mi preocupación con los grandes problemas de gobernabilidad que tendría el presidente que sea electo el próximo 30 de abril.
Es previsible que el que asuma la conducción de la república se encontrará con un escenario de violenta polarización política y de gran fragmentación en el Congreso, que le hará muy difícil poder gobernar.
Pero este pesimista escenario futuro puede ser diferente si ocurren cambios de comportamientos, especialmente de la clase política, pero también de la clase empresarial y de la sociedad civil en su conjunto.
El cambio que necesitamos es poner al bien común por encima de los intereses electorales de los políticos, de los intereses económicos de los empresarios y de los intereses ideológicos de la sociedad civil.
El bien común se resume en la patria soñada… un país próspero, equitativo, seguro y ambientalmente responsable.
La convocatoria realizada por la Pastoral Social Nacional de la Iglesia Católica a vivir este tiempo de cuaresma –que coincide con el periodo electoral– poniendo el bien común como tema central, no podía ser más oportuna y necesaria.
En este periodo electoral es importante que una Iglesia “no arrinconada en sus templos” les recuerde a los políticos que “la política es una de las formas mas elevadas de la caridad, porque sirve al bien común” como dice el papa Francisco.
Que le recuerde a los ciudadanos “que el voto es algo serio y que debe ser utilizado con libertad de toda presión, con responsabilidad y con seriedad, porque solo así se podrá exigir a los políticos que ocupan cargos de gobierno que sean serios y responsables”.
Si tenemos unas elecciones con gran participación ciudadana, con un escrutinio transparente y con un respeto absoluto a los resultados, el ganador de la misma tendrá la legitimidad de origen, que es la primera condición para poder gobernar posteriormente.
Pero una vez electas las nuevas autoridades y ante un escenario político de atomización, es imprescindible que el nuevo presidente convoque a todos los sectores, a un verdadero pacto social que nos permita ponernos de acuerdo en los temas que son imprescindibles para el bienestar de todos los paraguayos.
Por citar algunos y a modo de ejemplo: La negociación del Anexo C de Itaipú, las relaciones con China o Taiwán, el Mercosur en lo internacional; y las reformas: De la justicia, de la educación, de la seguridad social y de la salud en lo nacional.
Si el nuevo presidente convoca a este pacto social, tendrá que elegir algunos de estos muchos temas, porque será imposible políticamente ponerse de acuerdo en tantos. Si lleva adelante estos acuerdos el futuro presidente tendrá la otra legitimidad… la legitimidad en el ejercicio, que es imprescindible para poder gobernar.
Pero si se sigue fomentando el odio entre los paraguayos, si hacemos trampas en las elecciones, si no reconocemos los resultados, nuestras futuras autoridades no tendrán legitimidad de origen.
Si se sigue gobernando para proteger los intereses electorales de una facción política, si se nombra como ministros a personas sin capacidad y sin honestidad, si se sigue adjudicando los contratos del Estado bajo el manto de la corrupción, si se sigue otorgando beneficios desmedidos a los empleados públicos, etc…. nuestras futuras autoridades no tendrán legitimidad de ejercicio.
Sin estas dos legitimidades –en el origen y en el ejercicio– es imposible gobernar y consecuentemente hacer las reformas que permitan que nuestra gente viva mejor, con más seguridad, con mejor educación y con mayor acceso a la salud… en resumen con desarrollo económico y social.
Hace más de cincuenta otro papa, Paulo VI, en su encíclica Populorum Progressio decía que “el desarrollo es el nuevo nombre de la paz”, porque es imposible que haya paz en una sociedad donde hay pobreza, desigualdad y exclusión.
Qué le hace pensar que el Congreso va a estar fraccionado ? El “desbloqueo” de listas favorece claramente a los partidos tradicionales. A eso hay que sumarle que la oposición va a elecciones legislativas de manera fragmentada.
Los politólogos coinciden en que, muy probablemente, la ANR tenga mayoría propia en el senado , además de la tradicional mayoría en Diputados.
Me llama la atención su afirmación y respetuosamente me gustaría que dé su punto de vista para abrir el debate.
Saludos.