La política sin vergüenza

La semana pasada el diario Última Hora puso como título de su portada “El día de la impunidad” refiriéndose al día en que los diputados colorados rechazaron la intervención de la Gobernación de Central.

La denuncia de numerosos actos de corrupción cometidos por la administración del Gobernador Hugo Javier González era tan contundente que parecía que la intervención era la única decisión posible.

Pero en nuestra política los grandes intereses nacionales de largo plazo no son importantes y solamente cuentan los estrechos intereses electorales de corto plazo.

Por eso en una decisión errónea tanto política como moralmente los diputados colorados decidieron en forma unánime rechazar la intervención. Esta decisión ha indignado a la gente decente de este país y nos recordó y alertó sobre la famosa frase del escritor alemán Georg C. Lichtenberg: “cuando los que mandan pierden la vergüenza, los que obedecen pierden el respeto”.

Decisiones como las de la semana pasada traen un desencanto cada día mayor con la democracia y hacen que la impotencia de los ciudadanos para cambiar la situación, también vaya en aumento.

Según la última encuesta de Latinobarometro por primera vez desde el advenimiento de la democracia en la década del 80, más de la mitad de los ciudadanos latinoamericanos no la apoyan.

Solamente el 49% de los latinoamericanos lo consideran el mejor sistema de gobierno, siendo el Uruguay el país que más lo apoya con el 74% y el Paraguay uno de los países con el menor apoyo con tan solo el 44%.

Felizmente la opción de irnos a un régimen autoritario tiene solamente el apoyo de un 13% de los latinoamericanos, pero preocupantemente el Paraguay es el país donde una dictadura es más popular, con un 24%.

Las decisiones desvergonzadas de nuestros políticos, como las de la semana pasada, van en contra del interés nacional porque no sólo dañan nuestra democracia sino también nuestras posibilidades de desarrollo económico y social.

En el año 1995 el norteamericano Francis Fukuyama publicó un libro llamado “Confianza”, donde explica que nuestra vida no sería posible sin “confianza”.

Cuando subo a un avión “confío” en el piloto; cuando me someto a una cirugía “confío” en el médico; cuando tomo un medicamento “confío” en el laboratorio.

Así como la “confianza” es fundamental para nuestra vida diaria, también lo es para la economía. Todos sabemos que la inversión que es la palanca para el desarrollo económico y para generar empleo para la gente tiene una base: la confianza.

El que invierte, aporta su dinero en el presente porque espera tener una rentabilidad en el futuro. Por lo tanto, el que invierte debe “confiar” en que el Banco Central mantendrá el valor del dinero; debe “confiar” en que la justicia actuará conforme a derecho si surge algún conflicto; debe “confiar” en que el Congreso promulgará buenas leyes.

“Confiar” en las personas y en las instituciones es el cimiento de la convivencia armónica y del progreso de un país, por ese motivo, la corrupción de las personas y peor aún de las instituciones, destruyen esa base fundamental.

Lo ocurrido la semana pasada cuando los diputados colorados rechazaron la intervención de la Gobernación de Central es un acto de corrupción política porque tomaron una decisión sabiendo que con la misma consagraban la impunidad de una gestión a todas luces deshonesta.

Con esa decisión donde los diputados colorados perdieron la vergüenza (nadie salió a hacer una declaración defendiendo su decisión) los mismos le hicieron un profundo daño a la democracia y al desarrollo de nuestro país.

Y, reiterando la frase mencionada, cuando las autoridades pierden la vergüenza los ciudadanos pierden el respeto.

Con la decisión tomada, todos y cada uno de esos diputados han perdido mi respeto y el de la gente de este país que repudia la corrupción.

La semana pasada el diario Última Hora puso como título de su portada “El día de la impunidad” refiriéndose al día en que los diputados colorados rechazaron la intervención de la Gobernación de Central.

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