La política en el 2022
Como lo hace regularmente, Dende presentó su análisis sobre las perspectivas políticas para el próximo año y como siempre nos encontramos con una limitación que tiene nuestro rico idioma español que usa una sola palabra “política“ para referirse a una actividad tan compleja y variada.
En este sentido el idioma de Cervantes difiere del idioma de Shakespeare –el inglés– que utiliza dos palabras para estudiar la política: Una es la palabra “politics” para analizar las disputas electorales donde se busca la obtención del poder y la otra es la palabra “policy” para analizar las propuestas y programas de gobierno.
En nuestro país el análisis político casi siempre se limita exclusivamente a la “politics” donde discutimos las posibles candidaturas, las probabilidades de alianzas o de rupturas, las encuestas de popularidad, etc.
Debatimos muy poco la “policy” es decir las políticas públicas que cada sector político propone para enfrentar los problemas que tenemos en materia de inseguridad, salud, educación, corrupción, desempleo, pobreza, etc.
Cuando leemos los diarios o vemos la televisión, los programas políticos se parecen a una sección de “sociales” o de la “farándula” donde nos enteramos quién se reunió con quién, quiénes se separaron o se juntaron… es la sociedad del espectáculo como dice Vargas Llosa.
Si analizamos con estos lentes las perspectivas políticas para el año 2022, vemos que el escenario estará totalmente ocupado por la “politics”, y los actores y los enfrentamientos ya están anunciados.
En el Partido Colorado la pelea interna será feroz entre Velázquez y Peña, mientras que en la oposición la duda es si habrá o no Concertación o si aparecerá una tercera opción.
Si observamos los votos de todas las últimas elecciones hay una clara mayoría que quiere el cambio, pero hasta ahora no se ha podido presentar una candidatura que consiga aglutinar dichos votos. Hay una demanda ciudadana de cambio, pero no hay una oferta política que pueda capitalizarla.
En materia de “policy” las perspectivas económicas para el año 2022 son de un crecimiento de apenas del 3,5% –muy dependiente del sector agrícola– que es absolutamente insuficiente para reducir la pobreza y la desigualdad.
Recordemos que al comienzo del gobierno de Cartes en el año 2013 se elaboró el Plan Nacional de Desarrollo 2030 y en el mismo se fijó como objetivo la eliminación de la pobreza extrema para finales de esta década.
Pero para que esto sea posible era necesario, entre otras cosas, un crecimiento económico del PIB en un promedio anual del 6,8% durante todo el periodo del Plan.
En los 7 años que llevamos desde que se elaboró dicho Plan nuestro país creció en promedio solamente un 3,07%, menos de la mitad del objetivo trazado.
Lo peor es que en los últimos 3 años nuestro PIB ha decrecido, siendo actualmente menor al que teníamos en el año 2018.
En estas circunstancias no podemos estar conformes con unas perspectivas de crecimiento de solamente el 3,5% para el año que viene ya que con ese crecimiento la pobreza no se reducirá y las tensiones sociales continuarán en aumento.
Una condición para crecer a las tasas propuestas en el Plan de Desarrollo 2030 era la realización de reformas profundas en el funcionamiento del Estado, que los dos gobiernos que tuvimos desde aquel momento –Cartes y Abdo– no las hicieron.
Las perspectivas para el 2022 e incluso para el 2023 son que el país va a continuar concentrado exclusivamente en la “politics” es decir en lo electoral y la “policy” es decir las reformas, quedarán postergadas por lo menos hasta el 2024. Existe mucha frustración y desánimo en amplios sectores de la sociedad, porque las opciones electorales que hasta ahora tenemos son las mismas de siempre y con ellas, lamentablemente, las posibilidades de reformas, que son indispensables, son muy limitadas.
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