En Brasil, las reformas avanzan

El Senado brasileño aprobó una de las reformas más importantes para mejorar la competitividad del país vecino: La tributaria. Analistas brasileños lo califican como un hecho histórico por el nivel de negociación y coordinación política que requiere cambiar un régimen que, en un país federal como Brasil, afecta los ingresos de los tres niveles del gobierno: Federal, estatal y municipal.

La reforma consiste en la introducción del régimen del Impuesto al valor agregado (IVA) de créditos y débitos en las cadenas de producción y comercialización hasta llegar al consumidor final, quien paga efectivamente el impuesto. Reemplaza una serie de impuestos federales y locales (PIS, Cofins, IPI, ICMS e ISS) que representan casi el 40% de la carga tributaria global del Brasil, pero cuya aplicación en cascada encarece las transacciones económicas y conspira contra una asignación eficiente de recursos. Por su complejidad, se establece una implementación gradual hasta el año 2033, con la flexibilidad necesaria para evitar efectos negativos en la recaudación. La aplicación será a través de dos impuestos: Uno federal, la Contribución sobre Bienes y Servicios (CBS) y otro estatal y municipal, el Impuesto a los Bienes y Servicios (IBS); integrados entre sí y con una tasa global de alrededor del 27,5%. Varios economistas estiman que por las mejoras en la productividad que generará su aplicación, el PIB del Brasil se incrementará entre un 5% y un 11% en un período de 10 años; un impacto positivo sustancial.

Sin embargo, lo más destacable es que este hecho ratifica el continuo avance del Brasil en el proceso de reformas para perfeccionar el funcionamiento de la economía. La primera gran reforma fue la monetaria, con la introducción del real en 1994, bajo la presidencia de Itamar Franco y el liderazgo de Fernando Henrique Cardozo como ministro de Hacienda, con la cual se derrotó la hiperinflación eliminando el financiamiento monetario del déficit fiscal e introduciendo una política monetaria responsable, con metas de inflación. Esta reforma monetaria se consolidó en el gobierno de Jair Bolsonaro con la aprobación de una Ley que garantiza la independencia del Banco Central del Brasil. Durante el gobierno de Bolsonaro también se aprobó una importante reforma del sistema previsional que corrigió gran parte del alto déficit estructural de las finanzas públicas brasileñas. Previamente, el gobierno de Michel Temer había logrado importantes avances en la regulación laboral, flexibilizando los regímenes de contratación y despido así como la duración de la jornada laboral y eliminó el aporte sindical obligatorio. También introdujo un techo al crecimiento del gasto público, que no puede superar la tasa de inflación, como medida para estabilizar las finanzas públicas. Esta regla fiscal fue modificada recientemente por el gobierno de Lula Da Silva, fijando un rango de 0,6% al 2,5% al crecimiento del gasto sobre la inflación, con un tope de hasta el 70% del incremento en los ingresos fiscales, apuntando a un equilibrio fiscal primario a partir del 2024. Por otro lado, durante los gobiernos anteriores de Lula, se diseñaron políticas sociales importantes como el programa de transferencias “Bolsa Familia” y programas de financiamiento de viviendas sociales que mejoraron las condiciones de vida de las familias menos favorecidas, los cuales fueron sostenidos por gobiernos posteriores.

Si bien tiene aún desafíos importantes para consolidar la sostenibilidad de las finanzas públicas y en avanzar hacia una mayor apertura de la economía, es indiscutible el sostenido avance en las reformas en las últimas décadas para derribar los obstáculos que limitan el crecimiento de la economía brasileña. Esto a pesar de gobiernos con orientaciones ideológicas diferentes, algunas veces extremas; y de un sistema político atomizado y complejo, pero que van tomando decisiones sensatas que perduran en el tiempo. Nuestros líderes políticos y sectoriales podrían aprender de sus colegas brasileños cómo tratar y llevar adelante estas reformas complejas pero fundamentales, priorizando el interés general sobre el particular o sectorial. Hay reformas muy necesarias en nuestro país que están estancadas hace décadas y están limitando nuestro desarrollo.

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