El nuevo liderazgo

En una nueva edición de Plaza Pública, la profesora Claudia Saad Rososchansky, máster en Psicología y docente invitada de la Fundação Dom Cabral, abordó junto a Yan Speranza la profunda transformación que atraviesa el liderazgo en el contexto actual.
La conversación propuso una mirada sobre los cambios acelerados del mundo laboral, la irrupción tecnológica y los nuevos desafíos humanos que enfrenta quien conduce equipos en un tiempo marcado por la ansiedad, la complejidad y la necesidad de inspirar más que dirigir.

De un mundo VUCA a un mundo BANI

Rososchansky explicó que el entorno que tradicionalmente se definía como VUCA —volátil, incierto, complejo y ambiguo— fue reemplazado por un escenario aún más exigente: el mundo BANI, caracterizado por la fragilidad, la ansiedad, la no linealidad y la dificultad para comprender los fenómenos que nos rodean.
En este contexto, la aparición de la inteligencia artificial y la automatización están transformando radicalmente los modelos de trabajo, las estructuras organizacionales y las habilidades requeridas. “Ya no basta con tener conocimiento técnico o experiencia acumulada; el liderazgo necesita nuevas competencias para guiar equipos diversos y adaptarse a un entorno en constante cambio”, sostuvo la especialista.

Habilidades blandas y autoconocimiento

Durante la conversación, la profesora destacó la importancia de desarrollar habilidades socioemocionales. A diferencia del pasado, donde se valoraban principalmente las destrezas cognitivas y técnicas, hoy los líderes deben aprender a comprender y gestionar emociones, tanto propias como ajenas.
“Si no puedo reconocer lo que siento, difícilmente voy a entender lo que le pasa al otro”, señaló. En ese sentido, el autoconocimiento y la autorregulación emocional se vuelven pilares para un liderazgo empático y colaborativo.
La especialista subrayó que la educación tradicional suele dejar vacíos en esta área, y que aprender a nombrar las emociones, darles un sentido y trabajar sobre ellas es el punto de partida para fortalecer vínculos, promover el trabajo en equipo y construir ambientes saludables.

Liderar desde la vulnerabilidad

El diálogo también planteó un cambio de paradigma: el líder ya no puede sostener la figura del “que todo lo sabe”. La complejidad actual exige humildad, apertura y disposición para aprender continuamente.
“En este mundo no hay una persona que consiga comprenderlo todo. El verdadero liderazgo implica reconocer los límites y apoyarse en otros”, afirmó Rososchansky.
Aceptar la vulnerabilidad y permitir el error como parte del proceso se convierte así en una fortaleza. Citando la noción de “antifragilidad”, la invitada explicó que los equipos y organizaciones deben ser capaces de aprender de la tensión y salir fortalecidos de la dificultad, no solo resistirla.

Aprender a lo largo de la vida

La profesora también destacó la importancia del aprendizaje continuo, o lifelong learning, como una actitud indispensable para mantenerse vigente en un entorno cambiante.
El conocimiento ya no se adquiere solo en la universidad, sino que se cultiva en el día a día a través de experiencias, lecturas, mentorías, capacitaciones breves o incluso conversaciones significativas.
“Aprender no es solo incorporar información nueva, sino ampliar la mirada sobre el mundo”, señaló, destacando que la curiosidad y la humildad son motores esenciales del desarrollo personal y profesional.

Subir al balcón

Uno de los conceptos más potentes que dejó la conversación fue el del liderazgo adaptativo, representado en la metáfora de “subir al balcón”.
Implica detenerse, tomar distancia de la operación diaria y observar el panorama completo: cómo evoluciona el entorno, cuáles son los cambios culturales y de comportamiento, y cómo deben responder las organizaciones.
Solo después de ese ejercicio de observación, explicó Rososchansky, el líder puede “bajar” nuevamente con una visión más clara, capaz de inspirar y orientar. Este proceso demanda valentía, porque salir de la zona de confort siempre implica riesgo, pero también es el único camino para innovar y construir futuro.

Liderazgo con propósito

El cierre de la charla dejó una reflexión clave: el liderazgo contemporáneo no puede limitarse a la búsqueda de resultados. Debe integrar propósito, responsabilidad social y visión de largo plazo.
Cada decisión organizacional —desde la gestión ambiental hasta la cultura interna— impacta en la comunidad. Por eso, el nuevo líder es aquel que comprende su influencia más allá de la empresa, que sirve a los demás y que se compromete con la construcción de una sociedad más equilibrada y sostenible.
“Liderar hoy es inspirar, aprender y servir. Es tener conciencia del poder que ejercemos y del impacto que dejamos en los otros”, concluyó la profesora.

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En el liderazgo actual, y quizás más que nunca, es necesario dar saltos de conciencia para la evolución sana, sostenible y disruptiva de iniciativas guiadas por principios y valores. Con todo este movimiento, puede parecer complicado que los líderes equilibren la promoción de negocios con propósito y la generación de un impacto positivo; el desarrollo de la economía social y la práctica del capitalismo consciente.

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