Perspectivas 2024, primera revisión

Estamos cerrando el segundo mes del año y es necesario hacer una primera actualización de las proyecciones económicas. La economía paraguaya es muy dependiente de la producción de soja, cuya cosecha está muy avanzada. Además, es importante actualizar las perspectivas sobre las variables internacionales relevantes para nuestro país.

A nivel interno, a pesar de que la zona norte del país fue nuevamente afectada por una escasez de lluvias, el resto del país tuvo muy buenos resultados y es altamente probable alcanzar una cosecha de 10 millones de toneladas de soja, en línea con lo estimado en las proyecciones de crecimiento del PIB para este año. Sin embargo, las condiciones de oferta y demanda mundial están impactadas por la recuperación de la producción argentina y un menor dinamismo en las importaciones de China y los precios internacionales han bajado alrededor del 20% respecto al año pasado. Esto mitigará el ingreso de divisas, a pesar de una mayor producción. Por otro lado, está en proceso de regularización el pago a los proveedores del Estado, lo cual está posibilitando una gradual reactivación del sector construcción, muy importante en términos de empleos y de actividad comercial.

En el frente internacional, lo resaltante es la fortaleza de la actividad económica en EEUU, cuyo crecimiento viene excediendo consistentemente las proyecciones de los economistas, con altos niveles de empleo y una tasa de inflación convergiendo a la meta del 2% de la FED. Este mejor desempeño de la actividad es a pesar del aumento en las tasas de interés por la FED en los últimos 18 meses, cuyos efectos negativos están siendo neutralizados por la fuerte expansión del déficit fiscal, debido a los programas de expansión del gasto público implementadas por el gobierno de Biden. Por lo tanto, es poco probable que la economía americana caiga en recesión en los próximos meses, y en ese escenario, la FED no está compelida a una reducción drástica de su tasa de política monetaria, aunque los analistas consideran que iniciará una reducción a partir del segundo semestre, pero con un menor recorte global que el esperado hasta fines del año pasado. En consecuencia, las tasas de los bonos del Tesoro americano a 10 años saltaron nuevamente a niveles del 4,25 – 4,30% en los últimos días. En este sentido, el MEF estuvo atinado en el timing al colocar los bonos del Tesoro, previo a estos últimos acontecimientos, obteniendo tasas del 6% para el bono en dólares a 12 años y la sorprendente colocación de un bono en guaraníes a 7 años a una tasa del 7,9%, cubriendo gran parte de sus necesidades de financiamiento para este año. Sin embargo, seguiremos teniendo costos de financiamiento internacional altos en los próximos años.

En la región, lo más relevante es la puesta en marcha de la política económica de Javier Milei en la Argentina, que está avanzando en sus componentes de ajuste fiscal, monetario y cambiario para reducir la inflación, estabilizar la economía y recuperar el crecimiento. Sin embargo, como estaba previsto, al principio, todas son malas noticias para los argentinos: una gran devaluación del peso, una aceleración de la inflación y una caída en la actividad y en el ingreso real de las familias. Este año será muy difícil y está por verse si podrá mantener el apoyo social y político suficiente para sostener las medidas. El impacto en nuestro país ha sido más positivo que negativo hasta ahora. Si bien no se eliminó el cepo cambiario, sí se redujo la brecha dólar blue-oficial y, con esto, el incentivo a comprar en las ciudades fronterizas, y la actividad comercial repuntó en nuestro país. Por otro lado, la depreciación del tipo de cambio real del peso ayudó poco a la industria argentina, por la escasa disponibilidad de dólares e insumos importados. En consecuencia, el impacto en el tipo de cambio local fue limitado y el dólar se mantuvo estable.

Por todo esto, estimamos que este será un buen año en términos económicos y mantenemos nuestra proyección de crecimiento del PIB en torno al 3,7%. La presión cambiaria es menor a la prevista y reducimos nuestra proyección del dólar de cierre del año a un rango de G. 7.350 / G. 7.500. Pero todo está muy incierto y volátil, y actualizaremos estas proyecciones ante nuevos eventos o noticias relevantes.

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