Itaipú: Inercia peligrosa
Hace unos días, el general João Francisco Ferreira, director general brasileño de Itaipú Binacional, manifestaba en un artículo que la nueva realidad de Itaipú es la reducción de la tarifa gracias a la reducción de sus costos financieros al terminar de pagar la deuda contratada para la construcción de la usina. Según sus expresiones, la reducción de la tarifa es la acción de responsabilidad social que la Itaipú puede hacer para que brasileños y paraguayos paguen menos por su cuenta de luz mensualmente. Por su rol en la Itaipú, es un mensaje del Gobierno del Brasil en instancias previas a la negociación para la revisión del Anexo C del Tratado, que contempla las bases para la fijación de la tarifa que Itaipú cobra por la energía que genera y vende a las empresas brasileñas y a la ANDE para su distribución a los consumidores.
Desde nuestro punto de vista, al terminar de pagarse la deuda, la Itaipú ahorrará alrededor de USD 2.000 millones anualmente. En las condiciones actuales de los mercados energéticos brasileño y paraguayo, esto constituye una renta energética potencial, que como propietarios condóminos del 50% cada uno, los Estados de Paraguay y Brasil deben encontrar el mecanismo más adecuado para distribuirla.
Si se aplica el criterio del director general brasileño de Itaipú, se beneficiará desmesuradamente al Brasil, porque la distribución se realizaría en proporción al consumo de la energía. Como el Brasil consume el 85% de la energía de Itaipú, capturaría el 85% de los USD 2.000 millones de renta energética potencial y Paraguay solo se quedaría con el 15%. Esto es claramente inequitativo, considerando que ambos países son propietarios en partes iguales. Es necesario encontrar un mecanismo diferente cuyo análisis, diseño, negociación y acuerdo pueden llevar un tiempo prolongado.
En un artículo reciente, Alberto Acosta Garbarino expresaba nuestra preocupación respecto a la probable demora de las negociaciones por efecto de la pandemia y por el ciclo político-electoral previsto en ambos países en los próximos meses, porque la inercia llevaba inexorablemente a la reducción de la tarifa ya desde el próximo año por la aplicación del actual Anexo C, debido a que los costos financieros se reducen en USD 620 millones en el 2022. Además, propuso un acuerdo puente por tres años (2022-2024) entre ambos gobiernos para mantener la tarifa en el marco del actual Anexo C, ampliando el Fondo de Inversión Social y en Infraestructura de Itaipú, su distribución en partes iguales y que el Gobierno de cada país decida su utilización según sus prioridades. En el caso de nuestro país, para asegurar su correcta asignación y la necesaria transparencia, la sugerencia es su inclusión en el Presupuesto General de Gastos de la Nación, a través de convenios de donación entre Itaipú y las distintas entidades públicas y su aplicación en inversiones en salud, distribución de energía, agua y saneamiento básico, viviendas sociales e infraestructura de transporte. Por los tiempos presupuestarios de la Itaipú, un acuerdo puente debería lograrse antes del mes de noviembre de este año.
La negociación de por sí es muy compleja y la coyuntura tampoco colabora. En el Brasil, los costos de generación de energía se incrementaron sustancialmente y las distribuidoras están reclamando el reajuste de sus tarifas. Los consumidores, industriales y residenciales, rechazan cualquier aumento de tarifas debido a que sus ingresos fueron afectados por la pandemia y el Gobierno busca evitar los reajustes. Itaipú puede aportar en este sentido, pero en su decisión, el presidente Bolsonaro no puede soslayar los intereses de Paraguay y la importancia que tiene Itaipú para nuestro país.
Por otro lado, internamente debemos alcanzar acuerdos básicos a nivel técnico y político. Necesitamos inversiones para mejorar la calidad de los servicios públicos y ya no tenemos margen para endeudamiento luego de las deudas asumidas para enfrentar la pandemia, y las tarifas de electricidad en nuestro país ya son hoy las más bajas en la región. Obtener nuestra parte de la renta energética de Itaipú es estratégico para el desarrollo de nuestro país y para mejorar el bienestar de nuestra gente. Tengámoslo en cuenta.
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