Una nueva visión para la política

En el programa televisivo Plaza Pública DENDE emitido por Abc TV, Bernardo Toro, filósofo y físico-matemático colombiano, expuso su visión sobre este sistema, describiéndolo como un invento humano con más de 2.500 años de historia, cuya esencia ha ido transformándose desde su origen en la Antigua Grecia. Para Toro, la democracia no pertenece a un partido o gobierno específico; es la capacidad de una sociedad para darse orden a sí misma, un proceso colectivo que requiere del compromiso y la acción cotidiana para mantenerse vigente.

Uno de los puntos fundamentales planteados por el entrevistado fue que la democracia no es un bien acumulable. A diferencia de los recursos materiales, la democracia debe ser creada y sostenida cada día. Esta perspectiva implica que no existe un modelo democrático único que pueda ser simplemente copiado o adoptado sin adaptación. Cada sociedad tiene la responsabilidad de diseñar su propio sistema, ajustándolo a sus circunstancias y necesidades particulares, y siendo consciente de que incluso tras largos periodos de estabilidad democrática, siempre existe el riesgo de retroceder hacia formas de tiranía.

Toro también abordó la relación entre democracia y seguridad, una cuestión que con frecuencia causa descontento social dado que muchas sociedades confunden la seguridad con la defensa, cuando en realidad la seguridad democrática se basa en el correcto funcionamiento de las instituciones. La confianza y la estabilidad se generan cuando las instituciones cumplen sus promesas. En este sentido, el papel de los políticos es fundamental: deben actuar con un mandato claro y estar sujetos al escrutinio de la ciudadanía, ya que, como señaló el conferencista, “político sin mandato es corrupción”.

Asimismo, se destacó la necesidad de cambiar el paradigma hacia un enfoque basado en el cuidado. Toro subrayó que, en el contexto actual, es crucial pasar de modelos democráticos centrados en la acumulación y el poder, a sistemas que prioricen la dignidad humana y el cuidado del planeta. Este cambio implica reconocer que la supervivencia depende de la capacidad de la sociedad para cuidar tanto sus bienes comunes como a sus ciudadanos, promoviendo un sistema donde las transacciones sean de beneficio mutuo.

Por último, el filósofo llamó a la reflexión sobre la responsabilidad de las élites en este proceso. Según Toro, las élites, entendidas no solo como los sectores más acaudalados, sino también como cualquier grupo con capacidad de influir en la sociedad, deben comprometerse con la construcción de un proyecto común de dignidad humana y cuidado del planeta. La colaboración entre los diversos sectores es lo que permitirá el desarrollo de una democracia más sólida y alineada con los desafíos contemporáneos.

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