Jubilación, un esquema Ponzi
La semana pasada, en el espacio Plaza Pública Dende, fueron analizados los graves problemas de las cajas de jubilaciones de nuestro país, muchas de las cuales ya se encuentran quebradas y otras son insostenibles en el mediano plazo.
Recordemos que desde la época de las cavernas hasta 1889 el ser humano vivió sin ningún tipo de protección ante la enfermedad, la invalidez y la vejez. Ese año el canciller alemán Otto von Bismark creó el primer sistema de protección social para atender la salud y para otorgar jubilaciones a las personas de la tercera edad, que luego fue replicado en casi todos los países del mundo.
El principio básico para financiar este sistema fue la solidaridad generacional; es decir, las personas jóvenes y activas –que hoy trabajan– aportan un porcentaje de sus ingresos, para pagar las jubilaciones de las personas mayores que ya no trabajan.
Según un cálculo simple se necesitan aproximadamente 5 trabajadores activos para cubrir el costo de la jubilación de 1 pasivo.
En una población joven como la de América Latina existen cerca de 9 trabajadores activos por 1 jubilado, pero en Europa, donde hay pocos nacimientos y la gente vive más años, la relación es de solamente 2 trabajadores activos por jubilado.
En este caso existe un enorme déficit que los Estados se ven presionados a cubrir con los impuestos, lo que hoy es la causa del enorme déficit fiscal que tienen la mayoría de los países desarrollados y varios países de la región como el Brasil y la Argentina.
Varios premios Nobel de Economía –Samuelson, Friedman y Krugman– consideraron que este sistema jubilatorio llamado “de reparto” es una especie de “esquema Ponzi”; es decir, un esquema piramidal de estafa donde los primeros en entrar ganan todo y los últimos en entrar pierden todo… siempre y cuando no los salve el Estado.
En el Paraguay nuestro sistema de jubilaciones es pésimo, altamente fragmentado, no integrado, corrupto e insostenible.
Es pésimo porque, según el Ministerio de Trabajo, solamente el 23% de las personas que deberían estar cubiertas se encuentran en algún sistema de jubilación, mientras que el 77% restante vive a la “intemperie” sin ninguna cobertura en caso de enfermedad y de vejez.
Es fragmentado porque existen 8 Cajas Jubilatorias y todas con diferentes condiciones, donde la más importante es el IPS para los empleados privados, pero está la Caja Fiscal para los empleados públicos, la Caja Bancaria para los empleados bancarios, la Caja de la ANDE para sus empleados, la Caja de Itaipú para los suyos y tres cajas menores.
El sistema es altamente corrupto porque se encuentra cooptado y controlado por los mismos beneficiarios, especialmente por los sindicatos de trabajadores en casi todas las cajas y también por algunos gremios empresariales en el caso del IPS.
Todos conocemos los grandes escándalos y estafas en las diferentes Cajas de Jubilaciones. La Caja de Itaipú hizo una colocación en el exterior en bonos especulativos que dieron una pérdida de más de 120 millones de dólares, la Caja Bancaria se encontraba en quiebra y fue rescatada por el Estado gracias a aportes de más de 17 millones de dólares y los escándalos en el IPS son tema de todos los días.
Hoy que tenemos un “bono demográfico” con una población joven ya existen varias Cajas Jubilatorias quebradas, no quiero pensar en el futuro donde todas las proyecciones nos indican un rápido envejecimiento de nuestra población llegando al “invierno demográfico” en unos 20 años… en ese momento todas estarán quebradas.
Si no hacemos las reformas del sistema jubilatorio ahora, con este “esquema Ponzi” de estafa piramidal los grandes estafados en el futuro serán los jóvenes que ahora están aportando, pero los grandes perjudicados del presente son el 77% de los paraguayos que no tienen ningún tipo de seguridad social… como en la época de las cavernas.
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