ÉTICA: La base para una vida digna para todos

En esta edición de Plaza Pública, Vanderlei Soela abordó la importancia de la ética en la vida colectiva, señalando los desafíos que enfrenta la sociedad actual para construir condiciones que garanticen la dignidad de todos.
La ética como base de la vida en común
Soela definió la ética como un conjunto de valores y principios que aseguran la dignidad de la vida colectiva. Destacó que la pobreza, la violencia y la inseguridad son síntomas de sociedades donde esos principios no se practican de manera efectiva. “Si la vida está amenazada o es indigna, allí existe un problema ético”, subrayó.
Alteridad: reconocer al otro
Uno de los ejes de la conversación fue el concepto de alteridad, entendido como la capacidad de reconocer y considerar al otro. Soela enfatizó que la indiferencia frente al sufrimiento ajeno, la corrupción o la destrucción ambiental reflejan una ausencia de ética. Recordó que esta responsabilidad también abarca a la naturaleza y a las futuras generaciones: “La ética empieza cuando el otro entra en escena”.
Responsabilidad intergeneracional
El diálogo incluyó la necesidad de pensar en quienes aún no han nacido. La ética, señaló Soela, debe integrar una mirada intergeneracional, asegurando un mundo habitable para los hijos y nietos. La metáfora de la “casa común” fue central para ilustrar la obligación de cuidar del planeta y sus recursos.
El papel de la educación
Un punto central fue el rol de la educación. Aunque reconoció avances en la incorporación de aspectos socioemocionales, Soela criticó la lentitud en los cambios estructurales de los sistemas educativos, todavía muy enfocados en lo cognitivo. Recalcó que la escuela, junto con la familia y la sociedad, debe ser espacio para cultivar la ética, la cooperación y el cuidado de la vida.
Liderazgo y confianza social
El profesor también abordó la crisis de confianza en las instituciones y la figura de los líderes. Alertó sobre la tendencia a esperar “mesías salvadores”, lo que genera más frustración y descreimiento. Planteó que el liderazgo debe enfocarse en el bien común, y que la ciudadanía tiene la corresponsabilidad de vigilar, exigir y participar activamente en las decisiones colectivas.
El programa concluyó con una reflexión inspiradora: una buena sociedad es aquella en la que es fácil ser bueno. Para lograrlo, se requiere cultivar valores de ética, alteridad y responsabilidad, tanto en la vida individual como en las estructuras sociales y educativas.
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