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Ley de la función pública y del servicio civil

DENDE Admin julio 26, 2024

Asunción 28 de julio 2021

Transcripción del debate realizado en Plaza Pública, organizado por DENDE, el 28 de julio de 2021

Tema: Ley de la Función Pública y del Servicio Civil. La necesidad de regular las relaciones entre la Administración Pública y sus servidores.

Alberto Acosta Garbarino, titular de DENDE

Me gustaría recordar que el Paraguay, terminada la construcción de Itaipú, prácticamente tuvo 20 años de estancamiento económico. 

Desde el año 1983 hasta el año 2003 el Producto Interno Bruto (PIB) per cápita de Paraguay fue el mismo. En ese momento, la pobreza se incrementó, la gente migró al exterior. A partir de 2003 vino el boom de los comoditíes que favoreció a toda América Latina. En el caso de los países del Pacífico, con el petróleo por las nube,  con las materias primas por las nubes; y en el caso del Atlántico, con los productos agrícolas por las nubes.

En el caso nuestro, la soja específicamente, ese boom hizo que todos creciéramos. Como decía ese periodista argentino llamado Mariano Grondona: hasta a Argentina,  que hacía todo mal, le iba bien. Entonces, ahí crecíamos empujados por el boom de los comoditíes y empujados por la inversión privada.

Aquí en Paraguay, lo que hicieron posible el crecimiento de Paraguay; desde el año 2003 al 2014, 2015; ha sido la inversión privada y el sector agrícola, específicamente. A partir de ahí comenzaron a frenarse los vientos. Y ahora tenemos la pandemia.

Enrique Riera, Patricia dos Santos, Cesar Barreto

A partir de ahora si queremos crecer evidentemente requerimos más que simplemente un sector agrícola muy competitivo. Requerimos un sector industrial que debe desarrollarse, tenemos elementos para eso: tenemos energía, gente joven, un sistema impositivo muy favorable. Tenemos muchos elementos para el desarrollo del sector industrial.

Pero el gran ausente en todo este tiempo fue el Estado. El Estado no molestó en ese periodo del boom, mantuvo el equilibrio macroeconómico, pero no nos brindó los servicios públicos que todo proceso de desarrollo necesita: servicio de salud, de educación, de infraestructura, de seguridad. El Estado estuvo ausente. Crecimos a pesar de esa ausencia del Estado.

En esta nueva etapa evidentemente ya requerimos del Estado, pero un Estado diferente al que tenemos hoy en día. Un Estado que invierta más y gaste menos, un Estado que brinde servicios públicos de calidad, porque para tener gente trabajando requerimos gente con educación, que pueda leer manuales, que pueda operar máquinas. Se requiere un fortalecimiento de todo el tema educativo. Requerimos energía, que tenemos en abundancia, pero tenemos graves problemas de distribución. Requerimos un sistema tributario que nos permita tener infraestructura vial, de puertos, de aeropuertos, para soportar esa nueva etapa de crecimiento.

Y este Estado, como dije al comienzo, estuvo ausente hasta ahora. Pero no estuvo tan ausente en cuanto al gasto salarial, que creció  mucho. El Estado pasó de gastar USD 700 millones al año en 2003 a gastar casi USD 6.000 millones al año. Casi se multiplicó por 10 el gasto del Estado. Y dentro del gasto del Estado; el principal componente es la parte del salario. Básicamente se lleva casi el 78 % de los ingresos tributarios. Y todos sabemos la enorme rigidez que tiene el empleo público, sabemos que prácticamente tienen estabilidad laboral y que tienen salarios muy por encima de lo que gana el sector privado. Es prácticamente un 60 %, 70 % es la diferencia entre el salario público y el salario privado.

Toda esta diferencia se potenció con la pandemia, porque el sector privado sufrió los rigores de la pandemia, del desempleo, de la reducción de ingresos, mientras el sector público siguió con estabilidad y los beneficios que siempre tuvieron. Eso genera una enorme irritación de la gente. Entonces, cada vez será más difícil pedir sacrificio a la ciudadanía, que aporte más impuestos, cuando los gastos, repito, pasaron de 700 a casi 6.000 millones de dólares y van a ese barril sin fondo que es el de los funcionarios públicos.

Ahora, quién le pone el cascabel al gato es la pregunta. Todos sabemos que ese es uno de los problemas. Todos sabemos que hay que reformar este esquema de servicio civil, pero también sabemos lo difícil que es políticamente hacerlo. Es un grupo tremendamente organizado, tremendamente cohesionado para presionar por la defensa de sus intereses. Y sabemos también que los políticos, y más aún en épocas electorales difícilmente quieran correr con los costos políticos que significa retirar beneficios o ajustar al funcionariado público.

Yan Esperanza:

Bueno, yo creo que nos puso ya el marco básicamente Alberto de lo que queremos discutir hoy. Si vamos a hablar de las reformas que necesitamos en el sentido del servicio civil,  es importante tratar de entender qué diferencias hoy vemos o qué diferencias existen entre el sistema de incentivos y las reglas de juego que le rigen al sector privado y los del sector público.

Y ya pongo la pregunta ahí: ¿Esto tiene que ser nomás luego distinto? ¿Así funciona en todos lados? ¿Se fue construyendo por alguna razón en especial? Tenemos qué cambiarlo ¿cómo lo vamos a hacer? Entonces, ¿cuál es el sistema de incentivo y cuáles son las reglas de juego que rigen al sector privado? ¿Cómo funciona este tema de los colaboradores dentro del sector público?

PATRICIA DOS SANTOS:

El sector privado se rige, en primer lugar, por el Código Laboral, que es la ley que determina la manera en que se establecen las relaciones laborales, pero también se rige por otras reglas que tal vez no están escritas, a los que todos llamamos las buenas prácticas. Las Mejores Prácticas de Gestión del Talento se llaman hoy en día o de Gestión de las Personas, que son sumamente importantes.

Por qué?. Porque en el sector privado la lógica que manda está basada en el cliente. Hay un cliente que nos elige en todo momento, que cada vez está más informado, cada vez es menos leal a una marca. Cada vez se deja engañar menos por la publicidad o por otros aditamentos. Puede conseguir lo que necesita de otras marcas, de otros lugares sin ningún problema. Y la razón de ser de las empresas es dar satisfacción a alguna necesidad de un cliente. Una empresa es exitosa cuando da respuesta a una necesidad o resuelve algún problema, ahora modernamente le llamamos a veces: resuelve algún dolor que tiene una persona o algún deseo que tenga la persona. Para eso tiene que asegurarse de colocar productos y servicios en el momento y lugares oportunos y a los precios que el cliente está dispuesto a pagar.

Para eso el factor humano de las empresas es uno de los más importantes, porque más allá de lo tecnificada y automatizada que estén las empresas, nada se puede hacer si las personas no están interpretando qué es lo que el cliente necesita.

Por lo tanto, esta lógica del cliente que da tanto poder a los compradores nos deja muy claro que si la empresa no está totalmente orientada a eso, con el tiempo sucumbe.

Conocemos muchos ejemplos en el mundo. Un ejemplo que todos seguramente recordamos, es la famosísima empresa Kodak, que nunca entendió a tiempo que la gente iba a adorar sacar fotografías digitales e iba feliz dejar de imprimir las fotos, pero ellos insistieron en una tecnología que el público rechazó.

Entonces, la empresa ¿qué busca? La empresa busca dotar de talento a su organización, a través de personas que tengan este talento, para que puedan cumplir con sus objetivos y así sobrevivir, tener ganancias, que son la razón de ser de la empresa. Esa es la lógica principal.

Cuando se trata de empresas que son monopólicas y únicas, no un monopolio de mercado sino un monopolio del Estado, uno no tiene ninguna alternativa,  como por ejemplo ser cliente de la ESSAP. Yo no puedo decir no voy más a contratarle a la ESSAP y me voy a mudar porque los caños se rompen en frente de mi casa una vez por mes por ejemplo.  

Tampoco puedo cambiar el servicio de educación pública, es decir: no le voy a mandar a esta escuela a mi hijo, voy a mandarle a esta otra que queda en la esquina o enfrente porque ahí la educación que se da es mejor. Esa opción no tenemos los clientes de los servicios públicos. En realidad; los servicios públicos le ven a la gente como usuarios, como contribuyentes, no le ven como clientes. Porque la clave del cliente es que elige, se puede ir y te puede dejar. Cuando el cliente no te va a dejar, qué necesidad tenés de hacer las cosas bien. Es una vocación hacerlo.

El sector público tiene que crear incentivos, crear objetivos y estándares de productividad y de calidad que hoy no tiene. Hay muchos sectores públicos en otros países donde los servicios públicos son buenos, son excelentes. A veces se trata de que hay el sector público que compite con un sector privado, pero a veces se trata de que el sector público se pone objetivos y pretende dar un buen servicio y demostrar que está brindando un buen servicio.

Y acá esos incentivos positivos no están presentes en la relación laboral del funcionario público con su institución, porque el funcionario público ingresa, gana estabilidad rápidamente y no tiene objetivos de productividad, de satisfacción del cliente, de calidad. Las instituciones que tienen algo de eso, a veces uno lo ve así como chispazo y  llaman muchísimo la atención en nuestro mercado.

Patricia Dos Santos: Nosotros percibimos que la gente, por ejemplo en el sector salud, prefiere trabajar en el sector público, se gana más de entrada, 1.7 más es el promedio y 2,20 más es el promedio que gana un funcionario público frente a un emprendedor, frente a un cuentapropista. Entonces, el sueño de la gente es entrar al sector público. Se gana más al entrar, no hay razones para que te despidan, porque es imposible que te despidan del sector público, hay que hacer un sumario, mostrar 500 cosas.

Es un trabajo para toda la vida. Se trabaja menos horas, hay montón de feriados y asuetos, etcétera. Los aumentos salariales se consiguen por huelgas o por presiones o por vísperas de elecciones y no dependen de mi desempeño. Entonces yo puedo entrar y permanecer ahí sin hacer mucho ruido, sin molestar mucho y haciendo más o menos el trabajo que me toca cada vez que me designan y voy a llegar hasta el final y además voy a tener una excelente jubilación. Realmente el paquete así pensado es atractivo. La gente que va a trabajar en el sector público, la gente de salud, por ejemplo, comparado con el sector privado tiene que trabajar. En el sector privado tiene que trabajar mucho más horas, gana menos.

La pregunta acá sería porqué la gente quiere trabajar en el sector privado. Y la gente quiere trabajar en el sector privado porque quiere hacer de su vida una carrera que no dependa de un político de turno, que tenga un propósito, quiere sentirse útil, quiere usar su inteligencia, quiere muchas cosas, que en el sector público están metidos, aunque sean buenas personas y aunque tengan esa posibilidad, en las generales de la ley de esa cultura de la que estamos hablando. Entonces se divide un poco en dos, pero sí el sector público es atractivo en este momento para los niveles bajos y no lo es en los altos niveles.

Las personas que quieren hacer carreras importantes en su vida salen del sector público en un determinado momento y se van al sector privado lo antes posible. Porque el sector privado no es que contrata mucha gente cuya experiencia es del sector público, porque se sabe que el aprendizaje de la tarea que hace falta hacer en el sector privado, no se logra en el sector público, porque la gente no está apurada por satisfacer la demanda de un cliente, no está demandada por logras los estándares de eficiencia, productividad y rentabilidad que tiene que lograr, no está presionada por saber las cosas que hay que saber para estar en la cresta de la ola y no perder el trabajo.

En el sector privado la gente busca mantener lo que se llama la empleabilidad, es decir, que yo pueda ser contratado nuevamente en otro lugar y con un mejor salario y en el sector público la lógica es de que me llegue la estabilidad laboral, que en algunos casos, por ejemplo en el sector de la educación, Enrique, llega al año, un año, En el sector privado la estabilidad laboral llega a los 10 años y hoy en día es todo un problema porque una persona con 10 años de antigüedad es una persona que está sumamente bien formada, que entiende súper bien el negocio, etcétera, y las empresas se debaten entre retenerles o no porque las estabilidades son muy costosas.

En el sector público realmente no hay posibilidades de que se le pueda despedir. Entonces, digamos que es como un lugar seguro para trabajar si no tenés tantas ambiciones, te vas a quedar con un salario medio, te va a sobrar medio día para hacer otra cosa que a lo mejor también te permite ganar dinero y es más relajado, en ese sentido, porque no hay la presión que te pone el cliente que si no te compra, tu empresa se funde. Entonces, no hay que estar moviéndose rápido.

Patricia Dos Santos: Puedo decir con conocimiento de causa que hay instituciones que a lo largo del tiempo sí aplican excelentes buenas prácticas en gestión de talento y mi evaluación de la situación es que depende mucho de los líderes. Porque como la ley no es clara, está llena de agujeros, la práctica corriente es mala. Voy a decir así, un poco rudamente: cuando llega un ministro que está más interesado en la política que en la cuestión misional de esa institución puede tirar por tierra muchas herramientas de gestión. Esto lo vemos constantemente.

También se ve que hay algunas instituciones de carácter técnico, de algo nivel técnico, tampoco no se deshacen de todos sus técnicos de manera radical, tienen dos o tres equipos de técnicos, entonces van mandando algunos al freezer, pero luego los sacan otra vez del freezer al cabo de un tiempo y siempre hay como una pequeña burocracia, una pequeña élite técnica que es la que sostiene las instituciones andando, porque sino no tendríamos luz, ni habría agua corriente saliendo de las canillas si es que solamente la gente va a durar en sus cargos de confianza cuatro años y va a seguir circulando. Algo de meritocracia hay en el sector público, pero repito que está muy en las manos de la persona y no de un sistema.

Patricia Dos Santos: Un tema que te quiero agregar, Enrique es lo siguiente. Esto que vos decís de conversar con los actores actuales, hay toda una ciencia que habla del cambio y que explica algunas de las dificultades que estamos teniendo. Y una dificultad muy importante es pedirle a la gente que cave su propia tumba. O sea, vos te sentás a hablar con la gente y le vas a decir, le das una pala y le vas a decir: mirá allá, hacé un pozo, porque de ahora en adelante vos vas a estar tres escalone más abajo. Eso es imposible.

Realmente, lograr cambios de esa manera, no es posible. Por eso cuando en grupo de personas estuvimos discutiendo el Estatuto Docente para ayudar a mejorar la calidad educativa desde el punto de vista de la meritocracia, que ahora está un poco desvirtuada en la ley, aunque no en las personas, nosotros lo que vimos es que una posibilidad es no discutir con los actuales si no asentar una ley para de ahora en adelante.

Y todos los que están ahora con el régimen anterior se quedan con ese régimen hasta que salgan del sistema. Pero todos los que quieran ingresar, tienen que ingresar con un corte meritocrático muy severo. Vamos atraer a los mejores, porque hay algunas condiciones que ya son rígidas en el sistema, como son los salarios, que son atractivos. Y podemos atraer a los mejores si es que ponemos condiciones altas, exigencias altas, pero les mostramos un camino lleno de exigencias altas para llegar a buenos lugares finales o en el camino. Pero entonces eso será para los que ingresan de ahora en adelante. Y tenemos una oportunidad maravillosa en el sector educativo.

CÉSAR BARRETO:

El régimen, la forma que funciona en el público es muy diferente al sector privado; por lo menos la experiencia que yo tuve y creo que es en general así en el sector público esa diferencia.

Lo primero que quiero puntualizar un poquito es que esta cuestión de servicio público versus bienes privados, o bienes públicos versus bienes privados tiene una cierta caracterización económica. ¿Por qué es que no todos los servicios no los presta nomás el sector privado o empresas privadas y no existe el Estado en ese caso? No debería existir en ese caso, porque el Estado tiene una lógica de existencia,  porque hay ciertas cosas que el régimen competitivo por el cual funciona el sector privado no lo resuelve adecuadamente.

Típicamente los servicios de justicia, los servicios de seguridad, hasta cierto punto alguno servicios son más mixtos como la educación, por ejemplo, donde hay educación privada y educación pública.

Ahí más bien el Estado se involucró en prestar el servicio de educación porque hay un problema de acceso. Hace 200 años no había educación pública, era educación privada. Lo que pasa es que en ese momento el acceso a la educación era muy, muy elitista porque el costo de la educación era muy alta.

Entonces, algunos servicios que eran típicamente privados se fueron convirtiendo en servicios públicos con involucramientos del Estado en la prestación de servicios por una cuestión de garantizar accesos incluso a las personas más pobres. Es una cuestión de derecho, de acceder, igualdad de oportunidades, entre otros.

Así se fueron creando más y más y más servicios públicos en distintas áreas. En algunos casos creo que excedimos a algunos países. Hay que convertir más al servicio privado de vuelta algunos, para que tal vez puedan funcionar mejor. Pero en la gestión de talento humano o de las personas en el sector público es complicado porque las reglas de juego son distintas.

Primero por el hecho de que no existe un cliente que exige competitividad y competencia y gente competente y comprometida para que uno pueda ganarse la voluntad de los clientes. Eso no existe. Entonces, la forma en que funciona la motivación, el esfuerzo,  la disciplina y la responsabilidad de los funcionarios es distinta.

Voy a poner casos concretos para que nos entendamos de qué estamos hablando. Casi todo el movimiento que una persona tiene dentro su carrera en del sector público, lastimosamente como funciona hoy, necesita de un padrino. Ahí empieza mal el tema, porque para ingresar al Estado, hay que tener un padrino. De la forma como funciona hoy, o que funcionaba cuando yo estuve, por lo menos. Los concursos si existían era para dar algún tipo de ropaje que hay cierta competencia, pero en realidad, si vos no tenés un padrino no vas a entrar al Estado, no vas a ser funcionario público.

Normalmente, la forma en que ingresa primero es como contratado, porque es más fácil. Entonces, conseguís un padrino político que encuentra un espacio en alguna institución y entrás a trabajar como contratado, inicialmente.

Una vez que entrás como contratado, tu misión en la vida es que te nombren. Estoy hablando como funcionario: tu misión en tu vida es que te nombren. Esa es la mayor aspiración que tienen todos los que están contratados en el sector público. Y de vuelta, tenés que encontrar un padrino político para que te nombren, porque las reglas son así.

Supongamos que te nombran en algún momento, sos nombrado ahora. De vuelta, peleas por tener bonificaciones y gratificaciones; que un grupo de gente tiene, porque algunos nomás acceden a esas gratificaciones. Para las recategorizaciones necesitás de nuevo algún padrino. Después, si ya estás en un nivel un poco más alto y ya aspirás a algún cargo de jefatura o de supervisión o de dirección, necesitás de vuelta un padrino político. Puede ser el mismo padrino que te permitió entrar al Estado en algún momento, o como hay cambio político, probablemente vos tenés que buscar padrino nuevo todo el tiempo para que puedas ir evolucionando en el sector público.

Entonces, lo que uno observa en la práctica es de que, por un lado están las regulaciones de cómo funciona todo esto en el Estado, que es una regulación mucho más rígida y estricta que la del sector privado. Incluso, dentro de esas regulaciones estrictas la práctica realmente es esta. Uno necesita padrino para todo. Y ese es un problema.

Podemos hacer una excelente ley, creo que la Ley 1626 tiene algunos problemas, pero supongamos que hacemos una ley perfecta, espectacular, pero esa ley está enmarcada dentro de una forma en que se hacen las cosas. Y esa forma en que se hacen las cosas, yo creo que tiene que regularse más claramente para que efectivamente se pueda cumplir. Porque si tenés que hacer concursos y en el concurso tenés que poner tres o cuatro candidatos, y elegís algunos de estos tres o cuatro candidatos, si el concurso no es público, o la gente no se entera de que hay concurso las cosas no funcionan. Hay una serie de situaciones en el día a día que hacen de la aplicabilidad mejor o peor la reglamentación de ese tipo.

No quiero generalizar porque por ahí algunas instituciones hicieron bien esto. En el 90% o 95 % de los casos lastimosamente lo que prima es el padrinazgo. Y el padrinazgo refleja cuestiones familiares, compromisos familiares, puede reflejar compromisos políticos. Es decir, vos tenés que ser operador político de alguien, es como un mercado de favores políticos. Te doy la posibilidad de que pueda nombrar en algún lugar, pero vos tenés que ayudarme en las campañas políticas.

Entonces, al fin y al cabo la motivación que tiene el funcionario público se va distorsionando. Pudo haber entrado una muy buena persona en algún momento, incluso. Por ahí en muchos casos es buena gente la que entra. Incluso en este régimen de padrinazgo, entra buena gente, pero se va distorsionando por el camino, porque para que él vaya progresando, todos queremos progresar, finalmente tiene que entrar en este mercado de favores, porque es la forma en que funciona. Porque esas cosas tenemos que cambiar.

Nosotros necesitamos que los servicios públicos tengan buena calidad. Vos necesitás una burocracia competente, tenés que tener gente competente. Y gente competente, creo que los sistemas que funcionan, por lo menos lo que uno ve en algunas partes del mundo, son aquellos regímenes donde van premiando en base a méritos,  aptitudes, capacitación y eficiencia en el trabajo, evaluación de desempeño.

César Barreto: Probablemente haya cambiado en algunos aspectos, pero en los resultados por lo menos no veo que haya sido muy diferente. Yo veo todavía que en el Congreso te agregan, te crean algunos cargos que tienen ciertos nombres, que después hay que llenarlos en las instituciones donde fueron creados. Veo todavía gente que tiene que estar lastimosamente detrás de los políticos buscando algún padrino para que le pueda dar alguna oportunidad de poder progresar.

Lo que pasa es que estas cosas tendrían que estar reglamentadas en un proceso transparente que permitan que la gente pueda tener una perspectiva de desarrollo de su carrera, sin tener que recurrir a estas cosas. Él tendría que saber si se capacita más, si es que eso le permite evolucionar más, si es que presta un mejor servicio cuando le hacen una evaluación de desempeño, si tiene buen desempeño le permite evolucionar más. Esas son las cosas que tendrían que estar guiando el desarrollo personal, profesional que cada uno de ellos tiene. Yo observo que eso no ocurre hoy.

Tengo experiencia concreta en eso en varias instituciones, todavía porque a pesar de que el Ministerio de Hacienda, el Equipo Económico prohíbe supuestamente que se hagan recategorizaciones, este año hubo un montón en muchas instituciones, no sé si no respetan o qué es lo que pasa, pero en esas recategorizaciones lo que te dice la gente es que son todo para gente que tiene alguna recomendación de alguien. No porque la institución requiera llenar cargos para prestar un mejor servicio y por eso necesita un profesional de mejor calidad o más competente para eso y hace un concurso para llenar ese cargo. No. Es porque es el recomendado de alguien que quiere una recategorización y se le crea un cargo para eso. Así funciona todavía la mayoría.

Pero las buenas prácticas son diferentes en algunas instituciones.  En el Banco Central funciona bastante bien, tampoco en un 100 por ciento. Creo yo que es la institución líder en términos de gestión de talento humano, pero ellos empezaron creo que casi inmediatamente después del inicio del periodo democrático, en la década del 90.

Ellos están llevando ya casi tres décadas de evolución y en tres décadas han logrado un régimen institucional que funcione, que genera los incentivos adecuados para la gente. Uno ve hoy en el Banco Central gente competente en todos los cargos. Donde vos vayas a interactuar con alguien, en los distintos niveles uno encuentra gente que conoce de su tema, tiene una visión al respecto y está desarrollando alguna estrategia para poder cumplir con los objetivos institucionales que la institución está buscando.

El Banco Central fue evolucionando en todos los países y también en Paraguay al convertirse en una institución independiente, autónoma, en la que tiene que fijarse su propia evolución institucional. Es como que vos tenés que desarrollar tu institución hacia algo que las buenas prácticas te dicen, que tenés que tener una inflación baja, toda esa cuestión de los objetivos que tiene el Banco Central.

Hay como una buena práctica internacional que es un benchmark, una referencia hacia la cual uno apunta. Y vino gente con el compromiso suficiente de priorizar esto e independizar efectivamente al Banco Central. Entonces fueron introduciendo buenas prácticas. Una institución es competente si tiene personas competentes que lo están dirigiendo y lo están gestionando.

Hubo un grupo de gente inicial que empezó con eso y después fue continuando y se fue instalando. Hoy es un régimen institucional el Banco Central. Uno habla con el presidente del Banco Central y te dice: mirá, nuestro plan de aquí al 2024 es tal cosa, nosotros estamos haciendo un recambio generacional total que nos falta más o menos tres a cinco años para poder completar el proceso.

En el Ministerio de Hacienda inició un poco después. Más o menos en el 2003, 2004, por ahí un poquito antes, pero claramente un cambio de liderazgo institucional empezó con el ex ministro Dionisio Borda que él vino a hacer un cambio muy drástico ahí. Incluso modificaciones estructurales muy fuertes y se quedó instalado ahí, y partir de ahí empezó a desarrollarse también institucionalmente.

Si tendríamos que medir del 0 al 100; el Banco Central está más o menos cerca del 90, el Ministerio de Hacienda yo creo que está cerca del 60 a 70;  le falta mucho todavía. Hay muchas áreas que necesitan todavía un giro completo,  le falta todavía una década para poder hacer y llegar a ser. Y hay otras instituciones que también fueron empezando, pero lo que falta es una consistencia, porque por ahí empezó con un ministro, que empezó a implementar estas buenas prácticas, pero después vino otro y medio que quedó o retrocedió.

Pero esto, después del ministro Borda vinieron varios otros ministros que siguieron exactamente profundizando las mismas buenas prácticas que empezó él o en el caso del Banco Central todos los directorios que vinieron después de mediados de los 90 y siguieron insistentemente implementando las mismas buenas prácticas. Entonces, consistencia, transformaciones estructurales requieren tiempo y eso requiere que distintas autoridades vayan implementando o profundizando las reformas que se iniciaron en algún momento.

César Barreto: Hay cosas que son específicas ahí. Los planes de carrera, por ejemplo, están regulados constitucionalmente. Hay algunos sectores que tienen que tener planes de carrera distintos, que no es el servicio civil, pero hay cuestiones que son generales, que en este proyecto de ley están y son muy importantes. Por ejemplo, el tema de los reajustes salariales, que es un tema que ha sido muy desordenado en los últimos 20 años. Que normalmente es un proceso que se lleva dentro del Congreso, sin ningún tipo de evaluación de impacto y normalmente son ajustes generales para todo el mundo, no tiene nada que ver con el plan de carrera, de méritos, que Patricia está mencionando. Hay otras cuestiones relacionadas con valoración de cargo.

Hay cosas que tienen que regir para todos y hay cosas que sí o sí van a tener que ser sectoriales, pero tiene que haber congruencia entre ambos, por eso yo mencioné el tema del Estatuto Docente, que creo que algo hay que modificar ahí también como para que tenga una equivalencia por lo menos con otros sectores del funcionariado público en términos de plan de carrera que sean consistentes. Esa consistencia sí o sí tenemos que tener entre todos los sectores. Por ejemplo, los médicos no tienen ni constitucionalmente se menciona un plan de carrera para el tema sanitario. Ellos también están buscando ahí, encima los contratos son un desorden general.

Lastimosamente tanto se ha perfeccionado lo que hay, que cambiar es un esfuerzo enorme con una convicción, una voluntad de todos los políticos, de todos los sectores que tiene que ser muy fuerte y tiene que ser muy claro, para poder efectivamente cambiar esto, seguramente en un periodo de una o dos décadas. Yo no creo que esto se pueda hacer en un periodo corto de tiempo.

Yo lo que sí estoy de acuerdo con Enrique en que creo que estas cosas, lastimosamente lo fácil sería imponer, pero creo que no se puede imponer.  Necesariamente tenemos que discutir y tenemos que poner la cara roja, hay mucha gente que no está de acuerdo con lo que yo digo, pero cada uno vamos exponiendo lo que creemos como debería ser, y deberíamos llegar a una conclusión que sea razonable, pero que esté discutida entre todos. Todos saben de que nadie te va a ir a plantear una cosa sin pie ni cabeza en una discusión pública solo porque le conviene a él y a su sector. Mientras más se abra la discusión creo que el resultado puede ser mejor, antes que peor.

César Barreto: Bueno, lo que pasa es que hay que reglamentar bien la contratación. Se tiene que institucionalizar los concursos públicos para ingresar al Estado y yo soy de la idea de que los contratados hay que eliminarlos, lo que ellos no hicieron en este proyecto de ley. Creo que al Estado hay que entrar en base a concurso como funcionario permanente y que se haga una elección concreta, con perspectivas de mediano plazo. Porque este tema de los contratados lo que hace, como es una forma fácil de ingresar, después ya es desprecarizar a los contratados. Habrán escuchado el término, varios años que hicimos desprecarización. Entonces, es como que es una vía paralela, a través del cual finalmente los concursos no funcionan, porque tenemos que desprecarizar a los contratados Estoy de acuerdo de acuerdo, yo creo que no tienen que existir contratados.

Entonces, concursos creo que es un tema demasiado importante el institucionalizarlo, tal vez el más importante. Y segundo, un plan de carrera para todos los segmentos. El plan de carrera habla en la Constitución que hay distintos sectores, el servicio civil es uno, pero en todos los sectores tiene que haber reglas claras y razonables. En el Estatuto Docente, por ejemplo, a mí me preocupan algunas cosas que están ahí como plan de carrera y no promueve la calidad del aprendizaje o la enseñanza ese plan que está ahí.

Hay que corregir esas cosas, pero plan de carrera es muy importante y el plan de carrera tiene que estar relacionado además con algo que Enrique mencionó y que yo me olvidé de hecho, de que vos tenés que tener una estructura orgánica de las instituciones que especifique los cargos que necesitás en las distintas áreas, con las funciones que tienen que cumplir, los perfiles que tienen que reunir las personas que tienen que ocupar esos cargos.

Y al no tener eso te complica porque ahí nomás se recategoriza acá, vamos a poner L32 y vamos a crear otro L35, así nomás es hoy, porque no existe eso que él mencionó que es una organización de la institución que tiene que demandar distintos perfiles de personas y distintos puestos. Pero ese es un tema muy importante, porque al poner un plan de carrera claro, con requisitos para ir evolucionando la carrera, mata este tema de los padrinos que necesitás, tenés que pedirle siempre un favor a alguien, que por favor te de un palanca para avanzar.

Y el tema de la Secretaría de la Función Pública o la Subsecretaría, yo lo que veo es que al crearse una secretaría es más disputa interna dentro del Estado sin resolver nada, porque finalmente y eso creo que siempre va a ser así, porque de hecho en términos presupuestarios el Ministerio de Hacienda manda, entonces al estar desprendido una parte, que es muy importante en el Presupuesto hay un problema muy serio, hay una disputa grande.

Yo estuve en unas reuniones ahí y parece que no podíamos ni hablar. Creo que hay que traer esa Secretaría dentro del Ministerio de Hacienda, que funcione orgánicamente con el Viceministerio de Administración  Financiera que es donde finalmente se termina cocinando toda esta cuestión de los cargos, los salarios, las recategorizaciones, todo finalmente desde el punto de vista d de la plata se maneja allí. Y hoy hay como un ente allá que no tiene ninguna relación con este y una disputa. Desde el inicio hubo problemas ahí y sigue habiendo hasta ahora.

Entonces, yo creo que un mejor enfoque es ordenarlo bien, dentro del Ministerio de Hacienda, creo que va a funcionar mejor ahí.

César Barreto: La mayoría de los países tienen diferencias, hay lo que se llama una prima salarial del sector público en casi todos los países. Por ahí en los países más desarrollados no es tanto, pero en el caso de los países en desarrollo en general hay una diferencia. Lo que nos pasa a nosotros es que ese 70 por ciento más es muy superior al resto de los otros países en desarrollo. Están alrededor del 25, 30, 40 por ciento en la mayoría de los países, nosotros estamos en 70 por ciento.

Yan Esperanza: Quiere decir que esa ley 1626, de la Función Pública, en donde se supone que tiene que haber concurso de oposición y hay reglas de juego, eso es como letra muerta. Porque tu experiencia concreta es que esto se basa básicamente en padrinazgos y no en lo que dice esa ley, por ejemplo.

ENRIQUE RIERA:

Coincido en gran parte con lo dicho y me gustaría, quizá para entender mejor este fenómeno, hacer un breve relato. Nosotros antes del 89 teníamos una imagen del Estado, Partido y Gobierno, la misma cosa. Entonces, digamos que era unicolor y tenía sus reglas de juego. Cuando viene la libertad en el 89 se hace, entre comillas, los primeros esfuerzos y nace la Constitución del 92, donde una de las barreras grandes era el tema del voto directo.

Ese voto directo que curiosamente nos da la democracia o la responsabilidad de elegir libremente, convierte automáticamente al sector público en un mercado súper interesante para la clase política,  a los efectos de utilizar el voto directo usando para potenciarse mutuamente en un acuerdo no escrito. Que, además incorpora un elemento que quizá haya pasado de largo, pero antes de la Constitución del 92 la formación de sindicatos y la posibilidad de las huelgas en el sector público no existía.

Entonces, se genera un poder muy grande. Recordarán al principio las huelgas de la ANDE, a pesar de que la ley garantiza el mantenimiento de los servicios públicos; éstas adquieren, además del peso político, una fuerza de movilización muy grande.

Con esa actitud, fueron avanzando cada vez más y fueron generando un elemento clave en épocas electorales. Cuando se produce esto, se intentó hacer algunos avances, como la Ley 1626  

Es decir, no se avanzó mucho y sin embargo esa misma ley fue curiosamente declarada inconstitucional por todo el Poder Judicial. Es decir, la ley fue perforada por policías, por militares, por el cuerpo diplomático, por el Estatuto Docente y naturalmente por los funcionarios del Poder Judicial.

Entonces, la ley que nació a lo mejor con buenas intenciones, al calor del famoso Gobierno de Unidad Nacional post Marzo Paraguayo, quedó muy debilitada y, en alguna medida,  es de cumplimiento optativo.

Además de eso, la pregunta del millón es ¿dónde vos reclamás el cumplimiento de esa ley? Así como tenés la jurisdicción civil, la jurisdicción laboral, la jurisdicción penal, la jurisdicción administrativa y la ley de procedimiento administrativo no existen. Es decir, tenés dos Tribunales de Cuenta para todos los problemas que existen entre el ciudadano y el Estado, entre funcionarios del Estado, de ciudadanos con su propia institución. Es un embudo gigantesco que hace incumplible la ley, inaplicable, inrreclamable.

Entonces, ante esas circunstancias se produce el fenómeno del padrinazgo. Pero no quiero satanizar a todos los funcionarios públicos. La responsabilidad está, estuvo y seguirá estando en los decisores de la política pública, no en los funcionarios que a su vez son víctimas. Porque en honor a la verdad, yo no conozco, sinceramente lo digo (porque como vos dijiste pasé por ocho cargos públicos en los tres poderes del Estado y en el poder municipal) situación más injusta y más ingrata el famoso freezer, dentro del propio funcionariado público.

El freezer es un buen funcionario público que por tener mucha lealtad al ministro que se fue, a pesar de su conocimiento, su experiencia y su rendimiento se queda sin cargo, se queda sin funciones, se queda sin escritorio y probablemente con la mitad de su salario cuando se cambia el ministro. El ministro cambia al vice, al director de división, al director de departamento, el jefe, se cambia toda la línea y hay un sector que va al freezer, que es quedarse prácticamente con una muerte civil dentro de la institución, y el resto, los que asumen, automáticamente en muchos casos persiguen a los que se quedaron cuando hay cambio de color, cundo hay cambio de movimiento interno, etcétera. O sea que eso dramatiza más la situación.

Entonces, la pregunta es ¿Por qué la gente quiere tanto un cargo público? Y ahí ya hay una deficiencia del sistema. Quizá un ex ministro de Hacienda nos pueda dar más luz en esto. Porque se trabaja de lunes a viernes, porque se trabaja de mañana y de siesta. Te permite estudiar a la tarde o la noche, y porque tenés algunos servicios sociales, como por ejemplo el seguro médico, como por ejemplo la posibilidad de la remuneración, del doble aguinaldo, etcétera, que tampoco tiene una regla fija.

En honor a la verdad, aunque suene un poco fuerte: el sector público es un poco la ley de la selva, donde el que tiene más peso es el que mejor gana. Ni entremos a hablar de las binacionales, donde los salarios son de primer mundo. Porque que un paraguayo gane 120 millones de guaraníes, que son 60 salarios mínimos es absolutamente insostenible y ellos son, pero no son funcionarios públicos y, sin embargo, se manejan como si fuera ya el sumun.

Si la jugada es ser primero contratado, después insistir para ser nombrado, después de ser nombrado tener estabilidad y te dan una recategorización, el sueño del pibe es ir a una binacional. Ahí tenés todo.

Yo creo que sí hace falta hacer una reforma y acá hay que intentar hacerlo con la parte afectada. Cuando se quieren imponer leyes, por más de que tengamos la posibilidad de ser coercible, cuando se hacen las cosas sin conversar con las partes afectadas, por lo menos sin tratar con la gente, lo que se produce es un estancamiento. Porque a los propios funcionarios públicos el sistema ya le está comiendo, porque el único valor que manejan es la antigüedad: yo tengo 22 años en tal institución y sigo ganando salario mínimo, y fulano que entró hace dos años está ganando tres veces más que yo.

No hay exámenes de evaluación, no hay estímulos para el ascenso, no hay estímulo para recategorización, todo depende del contacto que tengas.

La Ley 1626, los concursos de mérito y oposición en algunos lugares sí funcionan. Te digo más, algo que toqué con las manos, el Estatuto Docente que tenía cuando yo fui ministro, 2016, más de 17 años de antigüedad, tenía una trampa: hablaba del salario básico del profesional, pero no tenía fondo. Entonces, vos fíjate una ley que está vigente pero no se puede aplicar. Pero quién se preocupa de todas estas cosas.

Hay que tratar el tema del sector público también desmontando algunas cuestiones importantes: ¿es grande o es chico? ¿Sobra o falta? ¿Falta donde se necesita o sobra donde no se necesita? Y ahora dejame contarte corito una experiencia que fui aprendiendo en todos estos años, cuando uno lleva su propio equipo. Por ejemplo, yo intendente en el 2001 llevé un equipo espectacular del sector privado, muchos de ellos con un curriculum extraordinario, no aguantaron seis meses.

Un tercio de mis amigos, que vos conocés muchos, tuvieron que renunciar porque no aguantaron el desgaste que genera la actividad pública. Pero cuando fue avanzando en el tiempo, cuando entro al Consejo de la Magistratura me fui con dos, cuando me fui al Ministerio de Educación me fui con cuatro personas, el resto es gente de la casa que uno descubre, que uno potencia y que uno permite hacer gobernable estas instituciones que son gigantescas.

Hay muchos mitos que derribar: aquello de que nadie no trabaja, otro que no quieren a su institución. La verdad es que es un sector, en mi opinión, que está bastante abandonado, que no se ha tratado con seriedad. Es cuestión de poner en vigencia la ley, ajustarla y modificarla a los tiempos en que vivimos para que los propios funcionarios públicos tengan sus expectativas llenadas y no tengan que servil y obsecuentemente chuparle la media a algún capo para lograr un beneficio que legítimamente le corresponde.

Enrique Riera: Sí, yo creo que sí, que es necesario. El proceso de institucionalización del sector público no es del día a la noche, toma su tiempo. Yo te puedo decir que hay ministerios, no quiero asegurar, pero en todo este trayecto yo encontré ministerios que no tenían ni ley orgánica de funcionamiento.

También me pasó siempre de preguntar dónde está el famoso O&M: organización y método, dónde está el manual de funciones, cómo le podemos exigir a un funcionario que haga bien su tarea si no sabe qué es lo que va a hacer. O sea, vos entrás al sector privado, por decir, cualquier empresa de celular, vos tenés claro quién atiende a la gente, quién es el que arregla el teléfono, quién te vende los teléfonos. En el sector público no es tan así. Hay mucho de tradición histórica, así siempre se hizo, el sistema no permite y un montón de cuestiones que no es fácil de generar.

Por eso yo coincido que depende mucho del liderazgo y tengo fe, porque todas las veces que me tocó tratar, particularmente el Ministerio de Educación es como una ciudad aparte. Cuando vos hablas de 80.000 funcionarios y tenés 400 jubilaciones por mes, entonces obviamente la rotación y la movilidad es muy grande. Ahí por ejemplo hay una lista de elegibles, que rinden el examen, que tienen los méritos y están como en el aeropuerto esperando si es el que pasaje está libre o no.

Si el pasajero pierde el avión, se sube el que está en la lista de espera. Esa lógica hace que, y a vos te consta, que por ejemplo cuando empezamos a hacer cursos de capacitación masiva, la motivación fue extraordinaria: 232 sedes, 40.000 personas estudiando en las universidades privadas, fue una inversión necesaria. Sin contar los 600 que se fueron afuera, que vinieron obviamente con una motivación distinta, con una pequeña motivación, con decisiones, porque acá lo que no hay es un diseño estructural y orgánico de las funciones de cada oficina pública.

Es decir, que el funcionario cuando entra hace lo que el jefe le pide, pero él no es que es contratado para tal o cual cosa, salvo en casos muy específicos. Además, lo que bien decían Patricia y César, yo dije que todos los temas se trataban, por ejemplo, el tema de la estabilidad con sumario previo si es nombrado y en el derecho administrativo. Pero también hay jornaleros que se rigen por el Derecho Laboral, jurisdicción laboral y también hay contratados que se rigen por el Código Civil, jurisdicción civil. O sea, es más complicado la defensa de los derechos o la exigencia de sus obligaciones.

También me gustaría decirte que es una gran verdad que hoy no hay límites para los que toman decisiones políticas, porque a cuenta de cargos de confianza, prácticamente son incontrolables. A mí me pasó en el municipio de Asunción que yo tuve que reducir los funcionarios que recibí, por una necesidad presupuestaria, no me alcanzaba la plata para pagar el salario. Tenía 7.000 funcionarios y tuve que sacar 2.000, fue muy difícil, mucha huelga, mucho dolor, mucha tristeza, no creo que nadie esté contento sacarle el pan de la boca a una familia, pero también tiene otras prioridades que tomar. Pero, qué pasó: yo salí en el 2006 con 5.000 funcionarios, hoy están arriba de 10.000 de vuelta. Porqué: porque no hay políticas de Estado.  Un poco lo que decía Patricia, o sea, en cualquier lugar del mundo.

Vamos a usar el servicio civil de Francia, que es uno que está muy reputado o cualquiera, de Inglaterra o de Alemania, se cambia el ministro y todo el stock queda, es como sacar un motorman, el chofer nomás se baja y el resto de la estructura funciona, todos saben lo que tienen que hacer, todos están preparados, todos ganan buen dinero y todos cumplen sus funciones y trabajar para el Estado es de un gran prestigio.

Acá está bastante satanizado el tema de los funcionarios públicos, y creo que a mí me ha pasado, también siempre hablando por experiencia propia como César, en el Ministerio de Educación hablar con todos los sindicatos, no con los más grandes, con todos los sindicatos, porque en democracia las minorías tienen que ser respetadas, y al trabajar con todos los sindicatos logramos muchas cosas importantes que beneficiaron al rendimiento del funcionamiento del sistema.

Pero para darte otro ejemplo, y darte cuenta que no es solamente un tema de salario, no es solamente un tema de norma, sino también de infraestructura: ¿tienen los funcionarios públicos las mismas condiciones que los funcionarios privados para trabajar? ¿Tienen todos computadoras? ¿Tienen todos algún escritorio? o como en el caso del Ministerio hay 30 oficinas para la central en Asunción. Vos querés hacer validar un título y tenés que irte de un lado a otro para poner un sello o conseguir un papel. Ahora se están construyendo unos edificios importantes en la zona del puerto donde vas a tener todos los funcionarios del Ministerio de Educación en un solo lado y lo que vas a hacer es pasar de un piso a otro seguramente.

Enrique Riera: Hay que hablar sin complejos y sin temores con los afectados. El sector privado, por ejemplo, tiene muy claro que cuando vos dictas una ley que a afectar al sector productivo, al sector sojero, al sector cárnico, lo que sea, ellos quieren ser escuchados, hasta se hacen audiencias públicas. Pero en el sector púbico la gente quiere imponer cosas que van en contra de una lógica y ahí es donde se tranca.

Se intentó hacer y meter un proyecto de ley que no fue debidamente debatido a la luz de la transparencia que se necesita en los tiempos en que vivimos, que haya un debate todo el tiempo necesario, porque el Estado no puede parar.  Entonces, necesitamos consensos mínimos, respaldados por una ciudadanía crítica y medios de comunicación para sacar una ley que sea aplicable y que esté orientado primero a contestar una pregunta muy difícil: ¿Es grande o es chico el Estado que tenemos? ¿Son buenos o son malos todos los servicios que ofrecemos? ¿Cuál es malo y cuál es bueno?

Enrique Riera: Claro, por darte otro ejemplo, Yan. Así como mencionó y yo coincido con César y con Patricia en el tema del Banco Central, en su momento la ANDE fue una muy buena escuela, también te podría decir la Academia Diplomática, que hace la entrada a través de terceros secretarios. También podríamos hablar de que el Estatuto Docente, dentro de todo. O el Estatuto Militar que es lo más visible por la jineta, vos pasas de un rango a otro, se hace el famoso Test de Cooper, se hace cursos de comando y vos vas ascendiendo, aunque los últimos niveles, de vuelta empieza a funcionar la vinculación política. Lo mismo sucede en la Policía. Pero eso es lo que el funcionario público tradicional no entiende. Vos entras a un ministerio y depende de gracias a quién estés adentro para saber, salvo que se llame a un concurso para un proyecto determinado, que son los proyectos con apoyo internacional, sino realmente vos haces lo que tu jefe te pide.

Yan Esperanza: Perfecto, bien contestado. Ahí quiero volver entonces Patricia y preguntarte sobre este tema, porque lo que ocurre muchas veces cuando vemos es que los salarios de aquellas personas con altos niveles de responsabilidad, ministros por ejemplo, o presidentes, te tocó a vos Enrique, son relativamente muy bajos comparando con responsabilidades similares en el sector privado, pero sin embargo los salarios de personas con menos responsabilidades son relativamente mucho más altos. Entonces, de qué manera vamos a estar atrayendo a gente talentosa al sector público. ¿Qué vos estás percibiendo en el mercado, Patricia?

Yan Esperanza: Yo estoy entendiendo Enrique que vos lo que decís: así, en estas condiciones no hay tantas posibilidades, porque falta un proceso mucho más amplio, de presentar. Lo que pasa es que eso… sí, Patricia

Enrique Riera: Yo no descarto la idea tuya, Patricia. Y creo igual se puede ofrecer un paquete a los que están, porque cuando hay retiro voluntario y vos te pones a pensar: me voy a morir dentro de 30 años, con un sueldo miserable o me retiro con una buena suma y puedo emprender un proyecto nuevo y puede funcionar. Se necesita plata, es cierto, pero a larga es más barato que tener tanta gente metida dentro si es que vos tenés capacidad financiera de aguantar. Entonces se puede hacer medidas combinadas.

Yan Esperanza: Una cosa que vos dijiste también es que este tipo de reformas implican un liderazgo político fuerte, eso vos crees que hoy dificulta mucho la posibilidad. 

Enrique Riera: Sí, señor y más todavía en épocas electorales y con cambios de autoridades. Es muy difícil en este clima de inestabilidad política plantear una reforma del Estado y yo te recuerdo que este punto de la reforma del Estado no es nuevo. Lo que pasa es que para muchos la reforma del Estado era solamente las empresas públicas deficitarias. Aquel Ministerio de la Reforma, que fracasó.

La Ley de Reordenamiento Fiscal de 2003, cuando entró Nicanor y empezó a arreglar la casa funcionó, en alguna medida funcionó. La Ley de Contrataciones Públicas no es perfecta, pero aclaró y transparentó un montón de cosas que hoy por lo menos te da la posibilidad de discutir y publicar. O sea, hay avances y retrocesos.

Yan Esperanza: Claro, de eso estamos hablando, de esta necesidad de reforma. César, entrando un poco más también en las cuestiones, yo creo que vos conocés algunos de los planteamientos que se hacen en esta propuesta de la nueva ley de la función pública y que de alguna manera permita que no cometamos los mismos errores o que no sea tan perforable, porque si se va a repetir el mismo esquema de la 1626, para qué hacemos este esfuerzo tan grande. ¿Cuáles son los puntos que vos considerás hay que tener muy en cuenta para que vaya cambiando esta situación en esta ley? Y una cuestión que me llamó la atención es que acá hubo un comentario, que la propia ley o la propuesta, por ejemplo, plantea que se cree una Subsecretaría de Estado de la Función Pública, pero que dependa de Hacienda. Vos también fuiste ministro de Hacienda. ¿Cuál es tu opinión sobre las dos cosas? Esa particular y en general los puntos que hay que tener en cuenta.

Patricia Dos Santos: ¿No hay ya una Secretaría?

Yan Esperanza: Perfecto, César. Patricia, vos mencionaste algo interesante que puede abrir un canal de viabilidad política, el tema de ahora en adelante. No estamos hablando de afectar beneficios ya adquiridos anteriormente, por más de que muchos de ellos consideremos que pueden ser bastante diferentes, injustos. Pero eso te parece que puede abrir también la cancha y hacerlo más viable políticamente. ¿Y cómo trabajar eso, te parece a vos, desde tu perspectiva del sector privado?

Patricia Dos Santos: Bueno, creo que habría que trabajar en crear las condiciones ideales meritocráticas que queremos para el Estado y ofrecerle a la sociedad eso como alternativa. Entonces, la gente va a poder elegir: si yo quiero hacer una carrera, trabajar en algo con propósito, sentir que tengo logros, etcétera, puedo hacerlo también en el sector público, porque acá va a haber una carrera que nunca va a ser afectada porque venga un político de turno y trunque mi carrera hacia la Supervisión Educativa porque tiene que entrar la pariente de su amiga.

Yan Esperanza: Estamos llegando al final y me gustaría escuchar una reflexión final de los tres, empezando contigo Enrique, sobre todo de vuelta la pregunta, ya te la hice, pero ¿cómo te parece que debería ser trabajado esto para que realmente tenga oportunidad? Porque el tema ese que hay que presentar y dialogar siempre vamos a estar de acuerdo, el tema es que sea infinito y nunca podamos efectivamente hacer algo al respecto. ¿Pero cómo vos dirías que tenemos que hacer?

Enrique Riera: Creo que al final los tres coincidimos en algo que es clave, que es la voluntad política. La voluntad política me refiero no solamente de un partido o de un presidente. Porque el presidente, por la Constitución es el administrador general del país, o sea que es el primero que tiene que sentar al Gabinete y decirle: muchachos, vamos a arreglar la casa. Tiene que tender puentes hacia otros sectores: vamos a ponernos de acuerdo y vamos a discutir si quieren otra cuestión, pero en esto por lo menos consensos mínimos para avanzar y dejar instalado un cambio profundo. Porqué, porque el Estado así como está es inviable.

César que sabe de números más que nosotros te va a decir que si gran parte de todos los ingresos tributarios se van en gastos corrientes queda muy poco para inversión. Entonces, vivimos de préstamos y eso al final sacrifica a generaciones futuras. Y el otro camino es peor, la maquinita para generar inflación, que es el que usan algunos vecinos nuestros, que todos conocemos en qué termina.

En mi opinión, creo que hay que sentarse sin temores y sin complejos a poner sobre la mesa todo lo que tiene cada uno, y cuando se hacen reglas de juego claras, previsibles, y que permiten, como dijo Patricia, con tu esfuerzo llegar sin tener que depender de otros factores externos, entonces curiosamente la gente entra por el brete.

Vos te acordarás Yan, cuando hicimos el sistema de meritocracia en el Consejo de la Magistratura, que finalmente era cómo incorporar jueces, fiscales y defensores al sistema de justicia, era algo tan básico como sumar puntos con un software que escupía un ranking y los tres se iban a la Corte sin ni siquiera saber quiénes eran, sencillamente por la suma y resta de los méritos: cuántos años de profesión, cuánto de profesor, cuántos libros escribió, cuántos artículos escribió, cuántos cursos dio o si era o no doctor o si tenía una maestría. Todos sabemos que no es suficiente porque hay que agregarle un componente personal que es el carácter, los valores y otras cosas más.

Creo viable el camino que plantea Patricia, pero no hay forma de sorprender a 300.000 personas con una ley hecha por cuatro genios. No se va poder aplicar, porque esto se va a convertir en una falta de relación de fuerza. Entonces, yo confío en que hablando todo lo que sea necesario, pero con plazos: vamos a ponernos tres meses para discutir.

A los tres meses vamos a sacar el proyecto con todo lo acordado y se dejará para discutir los artículos que no sean consensuados. Entonces todos se van a escuchar, porque va a suceder lo que dice César: los médicos tienen tres vínculos, 5 millones cada vínculo pueden ganar 15 palos. Los maestros pueden tener solo dos vínculos, 3 palos por vínculo, solo 6. Para cada profesión la suya es la más importante y todos necesitan dinero. Y eso yo creo que hay que hablar.

Yan Esperanza: Perfecto, entonces con plazos, pero presentarlo más ampliamente. Un minuto César, una reflexión final.

César Barreto: Creo que es muy importante encarar esta reforma porque el Estado tiene un problema de confianza grande, especialmente de los contribuyentes. Estamos llegando al límite en los cuales ya los recursos no alcanzan, tampoco vamos a poder seguir endeudándonos para poder seguir invirtiendo en infraestructura. Entonces, hay que ordenar esta cosa que se desordenó por tanto tiempo.

Comparto en que se puede hacer una ley que se aplique solo para los nuevos, porque eso es razonable. Pero hay que discutir, no se puede por más que se aplique solo a los nuevos, porque si no van a cambiar por el camino si es que no hay un entendimiento ni un consenso claro al respecto. Pero lo más importante es que el desorden nos trajo hasta aquí, entonces necesitamos mínimamente ordenar esto para que funcione mejor y que el Estado sea más eficiente en los servicios que le tiene que prestar a la ciudadanía.

Yan Esperanza: Perfecto, gracias César, Patricia un minuto también.

Patricia Dos Santos: Creo que lo más importante acá es la tremenda inequidad que este sistema genera. Hay una enorme inequidad interna dentro del sector público y también frente al sector privado. Esto no genera una buena cultura en el país. Ya se explicó acá suficientemente las diferencias que hay entre un estatuto y otro y eso no puede ser así, tiene que haber una ley igual para todos.

Esta pandemia nos mostró la enorme necesidad que tenemos del Estado. Los privados en el Paraguay estamos acostumbrados a andar por nuestra cabeza y tratamos de que el Estado se meta con nosotros lo menos posible porque así vamos a poder progresar. Pero ahora nos dimos cuenta de que no es tan así. Y si nos ponemos a mirar uno tras otro algunos sectores de los que dependemos mucho, hace poco la ministra de Trabajo me dijo: tuvieron que hacer un curso de nivelación para que obreros de industriales puedan tomar un curso de capacitación para ser seleccionados. O sea, hubo que hacer un curso de nivelación de tan malo que es nuestro sistema educativo.

La pandemia nos mostró lo que nos pasa con el sistema de salud y, por mencionar un tercero, Catastro. Si sos un desarrollador inmobiliario y el tiempo que tenés que esperar para que se encuentren papeles perdidos, es un desastre.

Entonces, necesitamos del Estado y así ya no da más. No podemos seguir tan divorciados de la eficiencia en el Estado.

YAN ESPERANZA:

Lo que concluyo de esta debate es que la palabra desorden sale con mucha fuerza y también que ya hay un límite a este desorden. No puede aguantar el Estado mucho más, hay causas que tienen que ver con restricciones presupuestarias mismas, pero también con restricciones y sentimientos de la ciudadanía hacia lo que está recibiendo.

Y si bien es cierto, mucha gente lo mencionó, algunas cosas pudieron haber mejorado en todos estos años y eso se reconoce, hay también islas de excelencia.

Hay también estructuras que han mejorado. Pareciera ser que esto depende mucho de determinado liderazgo y está costando mucho institucionalizarlo y no tenemos una regla de juego que ayude a ese proceso de institucionalización.

Desde esa perspectiva sería interesante plantearnos como sociedad avanzar con esta reforma, con esta nueva propuesta de ley, pero un poco acá la preocupación de la viabilidad política y esto pasa mucho, como ustedes lo mencionan, por tener la capacidad de extremar recursos en el sentido de compartir, de explicar, de presentar, de animar a la gente  con un tiempo razonable, que esto no sea un diálogo infinito.

Tal vez este tema es importante señalar que está contemplado de lo que es de ahora en adelante, no afecta los beneficios que ya están adquiridos previamente, pues así se puede generar una ventana de oportunidades para tener nuevas reglas de juego que atraiga mejores talentos, que es lo que todos buscamos.

Así que ahí tal vez se pueda abrir una ventana de oportunidades.

Muchísimas gracias.

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